Ecuador: una «revolución educativa» sobrevalorada

Rosa María Torres

Foto: El Ciudadano
Diez mujeres ecuatorianas fuimos invitadas por el portal ecuatoriano GKEcuador a hacer un balance de los 10 años de gobierno de Rafael Correa (2007-2017), escribiendo sobre 10 temas clave de dicha gestión: Salud, Educación, Cultura, Justicia, Política económica, Movilidad humana, Derechos humanos, Derechos de las mujeres, Derechos colectivos y Derechos LGBTI. Mi contribución se refirió a la Educación. Agrego aquí unos pocos gráficos así como algunos elementos de la transición al gobierno de Lenin Moreno.

En el Informe a la Nación 2007-2017 Rafael Correa resumió lo que, a su juicio, fueron los logros más importantes de su gobierno y los principales desafíos pendientes. Lo hecho en educación aparece bajo Conocimiento y Talento Humano (pp. 147-160), capítulo que incluye tres subtemas: a) Educación, b) Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, y c) Cultura y Patrimonio. Se trata la educación inicial, la educación básica y el bachillerato, por un lado, y la educación superior, por otro. En ambos casos se compara el Ecuador de 2006, el que heredó, y el Ecuador del 2017, el que dejó diez años después.

Como Logros destacados de la educación inicial, básica y bachillerato se registra:
• Se alcanzó la universalización de la Educación Básica con un 96,23%.
• En 2016 se encontraban instaladas y equipadas 70 Unidades Educativas del Milenio.
• Sistema de Evaluación Educativa, bajo estándares internacionales, como las evaluaciones PISA.

Como Logros destacados de la educación superior se registra:
• Ecuador invierte el 2% de su PIB en la mejora de la educación superior.
• Entre 2007 y 2016 se entregó 82 veces más becas que las registradas entre 1995 y 2006.
• Se fortaleció la educación técnica y tecnológica pública, con el uso compartido de 14 infraestructuras SECAP para beneficio de más de 11.000 estudiantes.

La organización y el contenido del informe muestran algunos aspectos reconocibles de la 'revolución educativa': la comparación entre el antes y el después de Rafael Correa, educación entendida como sistema educativo (y no también la educación fuera de las aulas, en la familia, en la comunidad, en el trabajo, etc.), la supremacía de la educación superior, la separación entre educación y cultura, los logros centrados en montos de inversión, infraestructura, acceso y matrícula, evaluación, y becas.

Nadie verificó en el Ecuador los datos y la información incluidos en el Informe a la Nación 2007-2017. Ecuador Chequea nació después de publicado el informe. Muchas publicaciones que hacen referencia a este informe se limitan a citar los datos e informaciones, sin someterlos a verificación y análisis. Es el caso por ejemplo de esta publicación del CELAG - "La revolución ciudadana en 200 cifras" - "200 indicadores que muestran cómo recibió Rafael Correa el país en el año 2006 y cómo lo dejó después de diez años de Gobierno".

Logros y peros de la 'revolución educativa'

La educación fue uno de los aspectos más valorados del gobierno de Correa. Una encuesta de Perfiles de Opinión en Quito, Guayaquil y Cuenca (mayo 2017) preguntó "en cuál área considera que el gobierno ha hecho mejor trabajo durante estos 10 años"; la educación se ubicó en cuarto lugar, después de salud (27.27%), inclusión social (23.44%) y obras públicas/vialidad (20.96%), y la educación superior fue mejor valorada (9.30%) que la educación básica (5.40%).


Dentro y fuera del país muchos alabaron la expansión del acceso y la gratuidad en los distintos niveles, la infraestructura escolar construida o mejorada, el mejoramiento de las condiciones de los docentes, la reforma universitaria y las becas «en las mejores universidades del mundo».

La construcción de carreteras, hospitales y escuelas fue entendida como clave en el proyecto correísta de modernización del capitalismo en el Ecuador. La «revolución educativa» fue pieza clave en la propaganda en torno a la 'revolución ciudadana' y fue, ella misma, objeto de una estrategia trabajada de propaganda. Pasó pronto a alimentar la ranking-manía gubernamental.

Muchos sucumbieron a las estadísticas, los rankings, la reiterada mención del Ecuador como referente para América Latina e incluso para el mundo. Pocos, dentro y fuera del país, se hicieron preguntas básicas y se ocuparon de verificar la información provista por el gobierno. En estos años se escribieron muchos artículos - sobre todo por parte de extranjeros - sobre la revolución educativa ecuatoriana que nos transportan a una sociedad del conocimiento irreconocible para quienes manejamos el tema, conocemos el país y vivimos aquí.

“A no perder lo logrado: una educación pública de excelente calidad, de acceso masivo y absolutamente gratuita” decía Correa en el Enlace Ciudadano 515 (11 marzo 2017), a tres meses de terminar sus 10 años de gobierno. Lo real es que la educación pública que dejó en el Ecuador no es ni de excelente calidad ni de acceso masivo ni totalmente gratuita.

Los logros de la «revolución educativa» fueron abundantemente difundidos durante la década. Me centro aquí en los destacados por Correa en el Informe a la Nación y en los respectivos peros, es decir, en asuntos poco o no mencionados en el relato oficial. Incluyo al final una breve reflexión acerca de la educacion más allá del sistema educativo.

Mucha inversión en educación, pero ...

Poca atención a la calidad y la eficiencia del gasto. La inversión fue argumento central del gobierno y el cuánto se consideró suficiente como indicador de logro. Ni para el gobierno ni para la sociedad fue tema preguntarse acerca de las prioridades, la pertinencia, la calidad, la eficiencia y la oportunidad de la inversión.

Lo cierto es que los montos de inversión, por sí mismos, no aseguran mejor educación. Como reitera y recuerda la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a nivel internacional, importa más en qué que cuánto se gasta. Los países que más presupuesto destinan a la educación no son necesariamente los que tienen los mejores sistemas educativos y los mejores aprendizajes.

“Ecuador invierte el 2% de su PIB en la mejora de la educación superior” señala Correa en el Informe a la Nación y repitió a lo largo de los últimos años. El gobierno se jactó de ser el país con más porcentaje del PIB destinado a educación superior en América Latina y uno de los países con una oferta más amplia de becas.

"Entregamos cerca de 20.000 becas en las mejores universidades del mundo a nuestros jóvenes brillantes" (Correa, 16 febrero 2017). Se invirtió USD 560 millones en dichas becas. Muchos becarios ya retornaron al país. Muchos integraron al mundo académico; para muchos otros ha sido difícil conseguir trabajo en los campos que estudiaron. El acceso a estas becas dependió de la obtención de un alto puntaje en el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES). El ENES medía aptitudes básicas (verbal, numérica, de abstracción), no conocimientos, según recalcaba la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). Asociar alto puntaje en el ENES con inteligencia especial o brillantez es una asociación infundada pero se generalizó, sin discusión. Según dijo René Ramírez, Secretario de la SENESCYT, después de haber llegado a las 20.000 becas en el extranjero era el momento de impulsar becas para estudiar maestrías y doctorados en universidades nacionales. No se ve la lógica de ese argumento y de esa decisión, y algunos trataron de discutir el punto, pero no tuvo demasiado eco en la sociedad. La gente está encantada con que haya becas en el extranjero, y eso es lo que importa.

En lo que se refiere a la educación inicial, básica y bachillerato, y pese a la extraordinaria holgura financiera del período, no se cumplió con el 6% del PIB establecido en el Plan Decenal de Educación 2006-2015 y en la nueva Constitución (2008). En 2015 se había alcanzado apenas 3,93% del PIB; el promedio entre 2009 y 2015 fue 3,76%. Por eso, siempre se evitó dar a conocer el dato de inversión en educación pre-universitaria.


El Ministro de Educación Augusto Espinosa le mintió al país cuando afirmó en febrero de 2016, a través de su cuenta de Twitter, que se cumplieron las ocho políticas del Plan Decenal de Educación 2006-2015. La evaluación del PDE hecha por el propio Ministerio de Educación reveló que no se cumplieron varias de las políticas y metas establecidas en el Plan Decenal (Reporte de Indicadores Nº 1 del Ministerio de marzo 2015).

Cabe analizar algunas de las priorizaciones que se hicieron en cuanto a niveles educativos y a componentes de la reforma educativa.

La prioridad y el énfasis puesto sobre la educación superior - y, dentro de ésta, sobre el acceso - arrojó sombra sobre las necesidades y los problemas de los demás niveles del sistema educativo.

En cuanto a las prioridades de política y de inversión para el mejoramiento de la calidad educativa, el gobierno puso las prioridades al revés: 1) infraestructura, 2) tecnologías y 3) docentes.

Expansión del acceso, pero ...

El acceso a la educación creció, pero por debajo de las metas programadas en el Plan Decenal de Educación (PDE) 2006-2015 y en otros planes del gobierno.

Cabe aclarar que en 2015 74% de las instituciones educativas del Ecuador eran públicas (fiscales), 20% privadas, 5% fiscomisionales y 1% municipales. 67% de los docentes trabajaban en instituciones privadas (Reporte de Indicadores Nº 1, marzo 2015).

“Se alcanzó la universalización de la Educación Básica con un 96,23%” dice el Informe a la Nación. El dato corresponde a matrícula. Según la evaluación del PDE, la matrícula en la educación inicial llegó al 44.24% (la meta era su universalización) y en el bachillerato al 68% (la meta era “al menos el 75% de la población en la edad correspondiente”).

La brecha urbano-rural persiste y es grande: "La tasa de escolaridad en las zonas rurales tiene una diferencia cercana a los 5 años de escolaridad con respecto a las zonas urbanas. Esto significa que en promedio una persona mayor o igual a 24 años de edad que reside en las zonas urbanas del Ecuador a lo mucho llega a culminar el primer año de bachillerato y en las zonas rurales llegan a aprobar el séptimo año de Educación General Básica" (Reporte de Indicadores Nº 1).

Las cuatro universidades «emblemáticas» creadas a fines de 2013 —Yachay, Ikiam, UArtes, UNAE— sumaban entre todas algo más de 2.500 estudiantes, según el Informe a la Nación. Miles de estudiantes que aspiran a acceder a la universidad quedan afuera cada año, incluso después de cumplir con los puntajes requeridos para el ingreso. Según la SENESCYT, la matrícula universitaria incrementó del 28% en 2006 al 39% en 2014 (260.000 nuevos estudiantes). Esto coincide con la tendencia general en América Latina: según un informe del Banco Mundial (2017), en los últimos 15 años se duplicó, en promedio, la tasa bruta de matrícula en educación superior: pasó del 21% en 2000 a 43% en 2013.

Hay altas tasas de abandono en todos los niveles. Tanto, que el gobierno ocultó esa información de manera sistemática. La deserción es especialmente alta en el bachillerato. Según un estudio del CAF (2016) solo 55% de los estudiantes concluye la educación secundaria. Las principales causas mencionadas por la población de 15 a 17 años son falta de recursos económicos (25,4 %) y falta de interés (20,4 %). En la población de 5 a 17 años, la falta de recursos económicos ocupa el primer lugar (24,49%) y la falta de interés el segundo lugar (18,31%) como explicaciones de la inasistencia o el abandono.

Hoy es imposible saber cuál es la situación del abandono en la educación superior, pues los datos dados a conocer son escasos y dispares. El informe citado del Banco Mundial señala que la mitad de los jóvenes de 25-29 años que inicia una carrera universitaria la termina en esta región; el Ecuador se ubica en ese promedio.

El perfil del Ecuador en el Informe de Desarrollo Humano 2016 del PNUD incluyó algunos datos útiles. Abandono en la educación primaria: 11.1%. Escolaridad promedio: 8.3 años. Población de 25 años y más con alguna educación secundaria: 48.8%. Tasa de analfabetismo (15 años y más): 5.5%.

Mucha infraestructura, pero...

La obra física fue el plato fuerte de la «revolución educativa». Es conocido el impacto que tiene la obra física sobre la ciudadanía y sobre los electores. También son conocidos los espejismos que crea la infraestructura escolar en un campo en el que suele confundirse educación con escuela (igual que se confunde salud con hospitales). De hecho, la infraestructura pasó a entenderse no como un componente de la calidad educativa sino como sinónimo de calidad educativa. Uno de los grandes desaprendizajes que hay que hacer en el país en la etapa post-Correa.

“A 2016 se encontraban instaladas y equipadas 70 Unidades Educativas del Milenio” destaca el Informe a la Nación. Lo que no se dice es el número de estudiantes atendidos en esas 70 UEM: 86.592, es decir, apenas 2.4% de los estudiantes matriculados en el sistema público. El gobierno dio siempre el dato del número de UEM inauguradas; nunca el de estudiantes atendidos. La ciudadanía festejó cada nueva inauguración pero no se ocupó de hacer cuentas. La sensación de una política de universalización de nueva infraestructura resultó no ser tal sino una política altamente selectiva e insostenible económica y socialmente.

Las UEM fueron pensadas como el modelo de la nueva educación en el Ecuador. La idea fue optimizar la infraestructura escolar en el territorio, eliminar las escuelas pequeñas (comunitarias, uni- y bi-docentes, alternativas) y ofrecer  “educación completa” (inicial, básica y bachillerato) en un solo plantel, en dos turnos, a fin de aprovechar al máximo la infraestructura y el equipamiento. Se fusionaría a escuelas de barrios o comunidades cercanas y se juntaría a los estudiantes de todas ellas, ofreciéndoles transporte hasta una distancia de 3 kilómetros de la escuela. Capacidad para más de 1.000 y más de 2.000 estudiantes de todas las edades, dependiendo del tamaño del planel. Megaplanteles costosos, con un promedio de 5 millones de dólares, según el gobierno. Diseño arquitectónico único para todo el país. Infraestructura escolar nueva aunque no innovadora: las UEM replican los patrones arquitectónicos escolares convencionales.

En agosto de 2013 Correa decidió universalizar el modelo UEM a todo el país. El plan fue pasar de las más de 21.000 instituciones educativas existentes en 2007 a poco más de 5.500 en 2017. "Cuando llegamos al Gobierno teníamos 21.058 instituciones educativas, con 2'397.922 estudiantes en el sistema fiscal, lo que nos daba un promedio bajísimo de 114 chicos por escuela. Hoy tenemos 12.629 instituciones, pero calculamos que sólo se necesitan 5.564". (Rafael Correa, discurso de inauguración de la UEM Olmedo de Portoviejo, 7 feb 2017).

Finalmente, el gobierno de Correa concluyó en mayo de 2017 con 100 UEM funcionando, las cuales cubren menos del 5% de los estudiantes del sistema público. Llegar a las 5.564 UEM anunciadas - asumiendo que el presupuesto no fuese una limitación - habría tomado varias décadas.

Miles de escuelas comunitarias se cerraron, lo que creó malestar y protesta en las comunidades (el discurso oficial afirma que no se cierran, sino que se fusionan; en la práctica, la escuela se cierra). A partir de 2016, la empresa china Riley, contratada por el gobierno e instalada en la provincia de Manabí, empezó a construir escuelas prefabricadas, llamadas Unidades Educativas Siglo XXI, a fin de abaratar costos y acelerar los tiempos de construcción.

De «elefantes blancos» bautizó a las UEM el candidato oficialista Lenin Moreno en plena campaña electoral, a fines de 2016. Durante la campaña ofreció reabrir algunas de las escuelas comunitarias cerradas por Correa. No bien asumió el gobierno anunció: "Crearemos escuelas de excelencia cerca de las comunidades para que los niños no tengan que caminar tanto". Su ministro de educación, Fander Falconí, quien fuera colaborador en el gobierno de Correa, afirmó que no se construirán nuevas UEM. "Lo que tenemos que hacer es concluir algunas obras que están en marcha". Se anunció, asimismo, que se considerará reabrir algunas escuelas unidocentes (multigrado), introduciendo mejoras al sistema.

Lo cierto es que el modelo UEM no vino a resolver los muchos problemas de la educación rural y ha sido más bien una estafa social para el pueblo ecuatoriano.

Mucha gratuidad, pero ...

La oferta educativa sigue teniendo serios problemas de calidad.

El modelo pedagógico convencional no ha cambiado y sigue conservando sus rasgos esenciales: vertical, autoritario, memorístico, enciclopédico, bancario ... La pedagogía, el corazón de la educación, no se cambia fácilmente ni automáticamente a partir de la infraestructura o de la tecnología. Implica cambios profundos en la cultura escolar y en la cultura docente de manera específica, exige estrategias deliberadas y sistemáticas, y toma tiempo.

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo destacó problemas de calidad en la educación inicial. Recalcó el excesivo énfasis dado a la infraestructura y concluyó que se necesita más atención a la formación del personal y a la calidad del servicio.

Los resultados del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE, 2013) aplicado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO en 3º y 6º año (4º y 7º de educación básica en el Ecuador) mostraron importantes avances respecto del Segundo Estudio (SERCE, 2006). El país avanzó de aprendizajes por debajo de la media regional a aprendizajes en la media y por debajo de la media regional. Lectura y Escritura en 6º grado (7º de básica) siguen siendo, no obstante, áreas críticas a las que el Ecuador debe prestar atención. En el caso de la lectura en séptimo de educación básica, “el promedio del país es significativamente menor al promedio regional”, fue el señalamiento expreso de la UNESCO.

Los resultados de las pruebas Ser Maestro aplicadas en el país desde 2015 han mostrado muchas debilidades en la preparación de los docentes. Según las pruebas de Saberes Disciplinarios (Sierra y Amazonía) aplicadas por el INEVAL: 5.5% no aprobó y 65.3% debe continuar capacitándose en sus respectivas disciplinas y áreas. “La mayor parte de nuestros docentes tiene un nivel de conocimiento medio para brindar clases” fue la conclusión, en junio 2016. Nada sabemos aún de sus conocimientos pedagógicos y de su nivel general de profesionalismo.

Hay un alto grado de violencia en las instituciones educativas: 26% de los niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años dicen recibir trato violento de sus profesores cuando no hacen los deberes o cometen alguna falta. Asimismo, según UNICEF, 1 de cada 5 estudiantes afirma haber sido víctima de acoso escolar. Un estudio de CEPAL-UNICEF sobre violencia y educación (2017) ubicó al Ecuador en el grupo de países con logros educativos medios y violencia alta, junto con Brasil, Colombia y México.

En cuanto a la disponibilidad de bibliotecas, apenas 1 de cada 4 niños tenía acceso a una biblioteca escolar en 2015. 43% de las escuelas privadas cuentan con una biblioteca y solo 37% de las públicas, con grandes diferencias entre regiones. El Ecuador es y sigue siendo un país con grandes déficits de lectura.

El gobierno habla de tecnología de punta en los planteles públicos, pero muchas veces ésta no está o no funciona. Según la encuesta de Niñez y Adolescencia 2016, las escuelas privadas siguen estando mucho mejor equipadas que las públicas.

El gobierno asegura que el paso de familias de la educación privada a la pública se debe a la mayor calidad de esta última. En verdad, el primer y más importante incentivo es la gratuidad.

Más atención a los docentes, pero ...

La primera evaluación de desempeño docente en el 2009 se impuso a sangre y fuego, en batalla campal con la Unión Nacional de Educadores (UNE). En medio del conflicto, en diciembre de 2008 Correa amenazó: “Si la UNE sigue así de politizada y mediocre, creo otra organización de maestros”. Así surgió la Red de Maestros por la Revolución Educativa, afín al gobierno y apadrinada por éste. El gobierno fue más allá y en 2016 disolvió la UNE. Esto fue cuestionado por la OIT, la ONU y la Internacional de la Educación, pero el gobierno siguió adelante con sus decisiones. No es de gobiernos democráticos disolver organizaciones sociales y crear otras 'propias', a su medida. Y no lo es sobre todo en el marco de un proceso que muchos consideran progresista y que se autocalifica de 'revolución ciudadana'.

El modelo ecuatoriano de evaluación docente resultó atractivo como modelo capaz de poner en jaque a un sindicato docente. El actual presidente argentino Mauricio Macri decidió adoptarlo en 2012 durante su gestión al frente del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. En diciembre de ese año el gobierno de Correa y el de Macri firmaron un convenio de asesoría para el efecto.

No existe una evaluación de lo hecho en estos 10 años de capacitación docente, sus resultados e impacto sobre los docentes y su práctica pedagógica. La evaluación de la política 8 del Plan Decenal de Educación —“Mejoramiento de la formación, revalorización del rol y el ejercicio docente”— aparece expresada en horas de capacitación: “Al 2015 se impartieron 33.455.232 horas de capacitación a docentes. Lo que les permitirá incrementar sus conocimientos, destrezas y desempeño al momento de impartir clases” y en número de maestrías: “Un total de 4.202 maestros se beneficiaron con maestrías internacionales entre los años 2014 y 2015”. Pero ni las horas de capacitación ni la posesión de un título de maestría aseguran, por sí mismos, un salto cualitativo en las capacidades docentes para asumir, con autonomía, un currículo y una pedagogía renovados.

La abundancia de tareas administrativas y burocráticas a la que están sometidos los docentes hoy,  en un régimen educativo y escolar tremendamente rígido, normativo y burocrático, está llevando a una desprofesionalización de facto del rol y de la tarea docente, a la que por otro lado se busca apuntalar desde ofertas de formación y capacitación. Una de las primeras medidas anunciadas por el nuevo gobierno ha sido desburocratizar y descongestionar la tarea docente a fin de liberar tiempo para las tareas pedagógicas.

El pago de las jubilaciones y del incentivo jubilar es hoy una lucha de miles de docentes jubilados. El Estado —Ministerios de Educación, Trabajo, Finanzas— ha sido lento e indolente frente al justo reclamo de los educadores. La decisión de ocuparse de este asunto, resolviendo el problema de cerca de 20.000 maestros jubilados impagos, fue uno de los primeros compromisos anunciados por el gobierno de Lenin Moreno.

Mucha evaluación, pero...

El gran peso dado a la evaluación en el campo educativo es uno de los rasgos característicos del  movimiento de reforma educativa global (GERM), así como el peso dado a la estandarización y a la retórica de la excelencia.

El "Modelo de Evaluación Institucional Universidades y Escuelas Politénicas" aplicado por el CEACCES (Consejo de Evaluación, Acreditación y Seguimiento de la Calidad de la Educación Superior), al cual han sido sometidas las universidades ecuatorians en estos años, es altamente burocrático y tecnocrático. Se requieren cambios de fondo a la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) y a esta manera de entender calidad y evaluación en relación a la educación superior. El nuevo gobierno y las nuevas autoridades de la educación han hecho ya declaraciones y ofrecen acciones en este sentido.

El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEVAL), creado en noviembre de 2012, ha venido desarrollando las evaluaciones nacionales Ser Estudiante, Ser Bachiller y Quiero Ser Maestro y es el encargado de aplicar el proyecto internacional PISA para el Desarrollo de la OCDE, en marcha. Ninguna de estas evaluaciones se hace en lenguas indígenas.

"Sistema de Evaluación Educativa, bajo estándares internacionales, como las evaluaciones PISA", se consigna como logro en el Informe a la Nación. En realidad, el Ecuador aún no tiene resultados en PISA (Programme for International Student Assessment- Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En 2014 ingresó a PISA for Development (PISA para el Desarrollo), una nueva iniciativa de la OCDE pensada para países de ingresos bajos y medios. A la fecha participan en PISA-D: Cambodia (Asia); Ecuador, Honduras, Guatemala, Panamá y Paraguay (América Latina); Senegal y Zambia (Africa). En 2006 se aplicó el piloto; los resultados estarán disponibles en 2018.

Las pruebas PISA miden competencias en tres áreas: lectura, matemáticas y ciencias. Viene aplicándose a nivel mundial desde el año 2000, cada tres años, a estudiantes de 15 años de edad. Más de 70 países han participado hasta la fecha en PISA, 10 de ellos de América Latina y el Caribe: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. Los resultados vienen ubicando reiteradamente a los países latinoamericanos en los últimos lugares, con Chile a la cabeza.

A fines de 2017 el Ecuador se incorporará de lleno a PISA mundial, en un momento en que PISA enfrenta cada vez más críticas a nivel internacional y latinoamericano. Los resultados se dieron a conocer, también a nivel mundial, a fines de 2019. ¿Cabía esperar que el Ecuador consiga una mejor ubicación que los países latinoamericanos que ya vienen participando en estas pruebas? Hay que recordar que PISA evalúa competencias, capacidades para resolver problemas, no aprendizajes memorísticos como los arraigados en la cultura escolar en este país y en esta región.

Preocupa, por otra parte, el espíritu altamente competitivo que viene desarrollándose en el Ecuador (entre estudiantes, entre docentes, entre planteles, en relación a otros países) y la posibilidad de que PISA exacerbe este espíritu competitivo, así como la ranking-manía, que nada tienen que ver con el espíritu del Sumak Kawsay (Buen Vivir).

Mucha información, pero...

Mucha de la información circulada oficialmente en torno a la educación fue triunfalista, incompleta, sesgada o falsa. El gobierno ocultó o camufló todo aquello que no lo dejara bien parado y no tuvo empacho en manipular datos, dichos y hechos cuando lo consideró necesario.

La educación fue un tema virtualmente abandonado en términos de verificación de la información tanto por parte del periodismo como de la comunidad académica y la ciudadanía en general. Afirmaciones como que el Ecuador será uno de los mejores sistemas educativos del mundo en 2018 o que “Ecuador tiene la tasa de producción científica más alta de la región” cuando en verdad se ubica en el lugar 12 en América Latina en el SJR Scimago Journal and Country Rank, fueron aceptadas pasiva y acríticamente por la sociedad.

Muchos voceros atribuyeron a la UNESCO afirmaciones sobre el avance educativo del Ecuador, sin citas ni fuentes: el país que más creció, el que más rápido mejoró, el que más avanzó... En el Documental “La Revolución Ciudadana 10 años después” circulado en cadena nacional el 22 mayo de 2017, dos días antes de dejar el gobierno, vemos a Correa afirmando que “La UNESCO estableció que el sistema educativo que más avanza en la región es el ecuatoriano”. No existe ninguna cita de la UNESCO que diga esto.

Desde el Ministerio de Educación y desde la Presidencia de la República, todos afirmaron que el Ecuador se situó en la media regional en los resultados del TERCE. Se ocultó al país el mal desempeño del Ecuador en Lectura y Escritura en 7º de básica, por debajo de la media regional. Aceptarlo habría llevado a adoptar estrategias y medidas urgentes antes que a olvidar el tema de la lectura, como ocurrió durante la década. Mostrar buenos resultados y ocultar los fracasos fue más importante que enfrentar estos últimos.

La aceptación pasiva y acrítica de la información fue posible gracias al desconocimiento del tema educativo, al desinterés de la comunidad universitaria en la llamada «educación pre-universitaria», a la falta de profesionalismo tanto de los medios del gobierno como de los medios privados. La ciudadanía se desentendió del tema educativo y se limitó a consumir los datos y versiones oficiales. Los especialistas ecuatorianos que expresamos críticas, discrepancias, visiones alternativas, fuimos apartados antes que convocados y escuchados. La década rehuyó toda posibilidad de debate sobre la cuestión educativa. Las decisiones se tomaron y vinieron de arriba.

«Revolución educativa», pero...

Una extraña revolución sin cambio de paradigma para la educación y sin una propuesta orientada hacia un modelo propio, basado en el concepto, las visiones y los valores del Sumak Kawsay, adoptado en la Constitución como paradigma alternativo al desarrollo.

La «revolución educativa» ecuatoriana no se conectó con el paradigma del Aprendizaje a lo Largo de la Vida propuesto por la UNESCO para la educación en el siglo XXI. Tampoco con el movimiento latinoamericano de Educación Popular y, en general, con pedagogías progresistas e innovadoras. La propia innovación educativa se ha visto limitada frente a los empeños estandarizadores, al pensamiento y al modelo único promovidos desde arriba. Muchas instituciones educativas innovadoras fueron intervenidas y hasta cerradas; entre ellas la escuela intercultural indígena Inka Samana, que venía trabajando desde 1986 al sur del país.

La recuperación de la «rectoría» del Estado sobre la educación significó avasallar a la sociedad civil - organizaciones y movimientos sociales así como ONGs - dejándola fuera de toda participación, tanto en el diseño y evaluación de las políticas educativas como en la participación a nivel local y de centro. Las decisiones de política fueron tomadas 'arriba' para ser adoptadas y aceptadas 'abajo'. Los decisores y gestores de la política no fueron, en general, especialistas en el campo educativo. La calidad de las políticas educativas diseñadas e implementadas está en entredicho, así como la ausencia de consulta y evaluación de las mismas, asumidas como políticas de Estado infalibles, merecedoras de una continuidad sin reparos.

«Educación intercultural bilingüe» sigue entendiéndose en el Ecuador como aquella destinada a los grupos indígenas (y no, como debe ser, también a la población no-indígena, al conjunto de la sociedad), en un país oficialmente plurinacional y multicultural. Persiste la falta de respeto a las lenguas y culturas indígenas en el sistema escolar, así como las brechas de aprendizaje entre sectores indígenas y no-indígenas.

Según el Banco Mundial, en el Ecuador 60% de los indígenas que viven en las ciudades tienen educación primaria y 44% en zonas rurales. La brecha escolar y la inequidad entre niños indígenas y no-indígenas es sistemática y persiste, según los resultados del TERCE. Los estudiantes indígenas obtienen puntajes más bajos en las pruebas que los no-indígenas en todas las áreas y grados evaluados.

El Ecuador tuvo en 2009 una fallida declaratoria de Patria Alfabetizada. La meta de «erradicar el analfabetismo» incluida en el PDE 2006-2015 no se cumplió. La tasa de analfabetismo bajó a 5.54%.

Esta fue una década perdida en la lucha contra la desnutrición infantil: 1 de cada 4 niños ecuatorianos menores de 5 años padece desnutrición crónica, con todas las nefastas secuelas que esto implica para el resto de la vida de estos niños. En esta década se logró reducir esta problemática apenas en un punto, de 25% a 24%.

La educación más allá del sistema educativo

La educación no se agota en el sistema educativo. Empieza en la familia y se realiza en todo espacio y a lo largo de la vida: en la comunidad, en el trabajo, en los medios, la participación social, el ocio, la política, etc. Padres de familia, profesores, periodistas y políticos (los cuatro 'P') tienen gran influencia en los aprendizajes de niños, jóvenes y adultos en toda sociedad.

Analizar la educación durante la década correísta implica analizar también el contexto creado para el pensamiento, la expresión, el aprendizaje, la creatividad, el intercambio de ideas, así como los valores y las actitudes ejemplarizantes o anti-ejemplarizantes desplegados por la dirigencia política y el aparato burocrático.

La decisión de nominar a la Vicepresidencia, por dos veces consecutivas, y con amplio respaldo personal de Correa y del movimiento Alianza País, a un candidato acusado de plagio, contradice los principios de la «revolución ciudadana» y de una «revolución educativa» que pregona la meritocracia y la excelencia.

Según la encuesta del Latinobarómetro 2016, el Ecuador es líder regional en autocensura: solo 34% de los ecuatorianos dice que existe libertad para opinar y criticar, el porcentaje más bajo en América Latina (en el extremo opuesto se ubica Uruguay con el 70%). No es éste un contexto favorable al desarrollo de una educación transformadora, emancipadora, crítica, ni en las aulas ni en la convivencia familiar y social.

Como Presidente de la nación, a Correa le faltó coherencia entre su retórica en favor de la educación pública y su afirmación de que la educación pública es de calidad, y su ejemplo de vida. Durante la década, sus hijos estudiaron en planteles privados y en universidades en el extranjero. “Como la burguesía no va a escuela pública, ni se entera de estas cosas”, decía en el Enlace Ciudadano 518 del 8 abril 2017. “Ojalá logremos tener un país donde el 100% de niños y jóvenes acudan a la educación pública” decía en abril de 2017 en la inauguración del año lectivo en la Costa. Doble discurso y desparpajo.

Rafael Correa ha sido un gran inspirador y al mismo tiempo un gran deseducador del pueblo ecuatoriano. Los 12 valores y la escuela de los sábados reflexiona acerca de los valores que pretende inculcar El Libro de Todos los Niños (Secretaría del Buen Vivir y Ministerio de Educación, 2016) y los valores que transmiten los enlaces ciudadanos, popularmente conocidos como «sabatinas», protagonizados por Correa y difundidos cada sábado a través de todos los medios. Esta colección de Perlas Presidenciales muestra su estilo autoritario y confrontador, sus actitudes machistas y racistas, sus expresiones de intolerancia y de violencia, sus insultos y descalificaciones contra todos aquellos que desafían sus ideas o su poder.

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Palabras para Juan Carlos Tedesco (de miembros del GLEACE)


 5 febrero 1944 - 8 mayo 2017


Los abajo firmantes, miembros del Grupo Latinoamericano de Especialistas en Alfabetización y Cultura Escrita (GLEACE), estamos consternados con el fallecimiento de Juan Carlos Tedesco, con quien varios de nosotros trabajamos y de quien varios tuvimos el privilegio de ser amigos. Juan Carlos deja una enorme huella en la educación latinoamericana. Le extrañaremos. Hacemos llegar nuestra condolencia a su familia.

» Queridos amigos, es una triste noticia. Juan Carlos nos deja el recuerdo de su cordial personalidad, una reflexión escrita de las más amplias y valiosas que la pedagogía latinoamericana ha conocido y un discurso viajero lleno de enseñanzas, de sugerencias, de incitaciones a la acción. Tuve múltiples contactos con él, casi siempre ocasionales y todos me resultaron positivos, desde el punto de vista profesional y personal. Habría que ir pensando en la posibilidad de interesar a alguna editorial en la publicación de una buena antología de sus trabajos.
- Miguel Soler Roca, Uruguay

» Tuve la oportunidad de compartir y aprender de Juan Carlos Tedesco durante varios años, en sus visitas a Colombia y en varios encuentros de Educación de Adultos en otros países de América Latina. Fue un gran maestro y seguirá siendo un referente para la educación y para los educadores en América Latina.
- Luis Oscar Londoño Z., Colombia

» La noticia del fallecimiento de Juan Carlos Tedesco me ha golpeado enormemente. Lo conocí en Chile, estuve con él en Argentina: una persona muy valiosa en todo sentido. Grande su aporte a la educación del continente.
- Isabel Infante, Chile

» Dolorosa información. Coincido con todos y todas ustedes. Juan Carlos fue un educador fuera de serie. Siempre lo admiré y le tuve mucho aprecio y amistad. No conozco a su familia, si alguno los conoce le pido hacerles llegar mi dolor y acompañamiento solidario así como el orgullo de haber tenido el privilegio de tenerlo como amigo y como maestro.
- Francisco José Lacayo Parajón, Nicaragua

» Una triste noticia. No lo conocía personalmente, lo escuché en alguna ocasión, pero sí lo leí y cité.
- Ana María Méndez Puga, México

» En diferentes momentos leímos o escuchamos sus aportes al debate sobre la educación. Sentiremos su ausencia.
- Lola Cendales, Colombia.

» Comparto con ustedes sentimientos que implican estas pérdidas de referentes para la educación en nuestra región. Sobre todo en momentos en los que no acabamos de salir de situaciones críticas en el campo educativo. Lamento mucho la partida de Juan Carlos, cuando se cumplen dos años de la partida de Pepe Rivero.
- Miriam Camilo, República Dominicana

» Un referente imprescindible para la educación latinoamericana. Una pérdida para todos nosotros. Gracias Miriam por recordar también a Pepe Rivero, este 27 de mayo se cumplen dos años de su muerte. Cada uno de nosotros debe parte de su trayectoria a estos dos educadores lúcidos y comprometidos.
- María Eugenia Letelier, Chile

» Me sumo al homenaje a estos educadores que tanto marcaron la educación de nuestros países y con quienes tuve el privilegio de trabajar.
- María Luisa Jáuregui, Chile

» Me enteré de la muerte de Juan Carlos hoy al mediodía. Aún no puedo reaccionar. Trabajé con él en el IIPE-UNESCO Buenos Aires cuando lo creó, a fines de los 1990s. Llevé al IIPE la Iniciativa
«Comunidad de Aprendizaje» que había iniciado en 1996 en la Fundación Kellogg y organizamos juntos, en el IIPE, un importante seminario internacional sobre innovaciones educativas.

Nos conocimos en Quito, en los 1980s, en una de las reuniones regionales del Proyecto Principal de Educación. Nos hicimos amigos. Estuvimos juntos en Jomtien-Tailandia en la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos (1990). En 1996 hicimos juntos un estudio mundial sobre repetición escolar; él era Director del IBE UNESCO en Ginebra y yo asesora en la Sección Educación de UNICEF en Nueva York. En 1992 me invitó a preparar uno de tres documentos a debatir en un seminario que organizó en Santiago, siendo director de UNESCO-OREALC. Era un documento sobre necesidades básicas de aprendizaje y contenidos curriculares. Le dije: "Yo no sé nada de currículo". Me dijo: "Por eso mismo. Estoy seguro que te pondrás a aprender y mirarás el tema con ojos nuevos". Así fue. Le debo a Juan Carlos la confianza y el empujón. Solo los buenos maestros son capaces de retar con desafíos como esos.
- Rosa María Torres, Ecuador (coordinadora del GLEACE).

Algunos artículos de Juan Carlos Tedesco en el Diario de la Educación.


¿Ecuador primero en Sudamérica en confianza en la justicia? (2016) #FakeNews


Rosa María Torres


El Estado de Propaganda instalado en el Ecuador por la «revolución ciudadana» (2007-2017) no tuvo antecedentes en la historia del país. El afán por destacar avances y logros del gobierno, y por negar u ocultar problemas, llevó a una carrera desquiciada por los rankings. En Titulares tamposos y manipulación recopilé titulares y piezas de desinformación en los medios del gobierno. En Rankings y ranking-manía recopilé referencias a rankings mencionados por Correa y sus ministros, en su mayoría divulgados sin fuentes ni verificación.

Analizo aquí un ejemplo concreto de cómo operó la cadena de desinformación en torno a un tema preciado de la «revolución ciudadana» - la confianza en el sistema judicial - tema por el cual recibió reconocimientos internacionales. En diciembre de 2016 la Conferencia de Ministros de Justicia de los países Iberoamericanos y la Fundación Carlos III condecoraron a Correa con la Gran Cruz de la Orden Iberoamericana de la Justicia, siendo ésta la primera vez que se concedía este reconocimiento internacional a un mandatario latinoamericano.

El gobierno se apoyó para esto en una encuesta del Latin American Public Opinion Project (LAPOP) de la Universidad de Vanderbilt, financiado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el cual creó en 2004 el Barómetro de las Américas. El informe de la encuesta, titulado The Political Culture of Democracy in the Americas, 2014: Democratic Governance Across 10 Years of the Americas Barometer, fue publicado en diciembre de 2014. El informe en español, Cultura política de la democracia en Guatemala y en las Américas, 2014: Gobernabilidad democrática a través de 10 años del Barómetro de las Américas, fue publicado en marzo de 2015.  


La encuesta de LAPOP ubicó al Ecuador en sexto lugar en las Américas (el continente americano) en confianza en la justicia.

Asimismo, el Ecuador se ubicó en noveno lugar en "confianza en que el sistema de justicia castigará al culpable".

Como veremos, el gobierno hizo un manejo errático de estos datos y presentó al Ecuador en segundo e incluso en primer lugar en «la región» , entendiéndose por tal indistintamente América Latina o América del Sur. 

Abajo, algunas entradas en Twitter entre 2015 y 2017. Esto permite ver el manejo de la información a lo largo del tiempo. Algunos de los actores involucrados son la Embajada del Ecuador en Washington, el diario gubernamental El Telégrafo, el Ministerio de Justicia, el Consejo de la Judicatura y el Presidente Rafael Correa.


5 febrero 2015
 
"Sistema judicial de Ecuador es el de mayor confianza en América del Sur": Embajadora Nathalie Cely, Embajada del Ecuador en Washington. Hay aquí un error: Uruguay, con mayor puntaje que el Ecuador, está en América del Sur. En el informe de LAPOP el Ecuador se ubica en segundo lugar en América del Sur.

5 febrero 2015

"Ecuador, en primer lugar de confianza en la justicia"
: titular del diario El Telégrafo. No se indica primer lugar de qué ni se menciona fuente. Incluye gráficos referidos al informe de LAPOP así como a estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).

El Telégrafo elabora su propia tabla con el indicador de confianza en la justicia de LAPOP, eliminando a los países que están por encima del Ecuador (Canadá, Nicaragua, Costa Rica y Panamá). Deja solo a Uruguay, con lo cual el Ecuador aparece en segundo lugar en América del Sur. No obstante, el titular de la nota afirma "Ecuador, en primer lugar de confianza en la justicia".

El subtitular (dentro de la nota) "En el Ecuador hay alta confianza en el castigo al delito (infografía)" se refiere a la otra tabla del informe de LAPOP (ver arriba, en el encabezado). La nota dice: "A nivel de América del Sur los ecuatorianos son los que más confían en que el autor de un delito va a ser debidamente procesado y castigado por los órganos judiciales internos, con respecto a los demás países de la región". Aquí hay un error: el Ecuador no es el primero en América del Sur pues Surinam, que se ubica por encima del Ecuador, también está en América del Sur.

El Telégrafo también hace referencia a la Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo del INEC, realizada en diciembre 2014, la cual incluyó un módulo sobre percepción de la justicia por parte de la ciudadanía. 52% calificó como bueno el desempeño del Consejo de la Judicatura y 9,5% como excelente. También se preguntó sobre la Fiscalía y la Defensoría Pública, pero no se incluyen datos al respecto.

Sin verificación, este artículo de El Telégrafo fue ampliamente divulgado en las redes sociales por medios y cuentas del gobierno y por simpatizantes a nivel nacional e internacional. Aquí dos ejemplos de instituciones que repitieron la información de El Telégrafo, el Ministerio de Justicia y Radio Pública del Ecuador.

9 enero 2016


"La confianza en el sistema de justicia ecuatoriana es la más alta en la región, con un 48,2%": Rafael Correa, Enlace Ciudadano 458. Se refiere al 48,2% del informe de LAPOP. Ubica al Ecuador en primer lugar en «la región» (?). La cuenta del Ministerio Coordinador del Conocimiento y Talento Humano asume que «la región» es América Latina. Todos los medios, gubernamentales y privados, se hacen eco de esta afirmación.

No obstante, como analizó el Verificador de GKEcuador (¿Ecuador está en el primer lugar de Sudamérica en confianza en la justicia?, enero 10, 2016), la presentación hecha en este enlace ciudadano tiene varios errores e imprecisiones.

Correa presentó dos gráficos. El primer gráfico referido al nivel de certeza de que la justicia va a castigar al culpable de un delito, en el cual el Ecuador aparece en primer lugar con 47,9% puntos. El gráfico repite el error de El Telégrafo un año antes (feb. 2015): en el informe de LAPOP el Ecuador no es primero en América del Sur; Surinam ocupa ese puesto con 67,4%. Además, el porcentaje de 47,9% es equivocado (el porcentaje es 47,4%). Si «la región» es América Latina, el Ecuador ocupa el séptimo lugar.


El segundo gráfico se refirió a la confianza ciudadana en el sistema de justicia. Correa aclaró: “Confianza en general en el sistema de justicia que no es solo castigar a un delincuente sino rapidez, juicios civiles, administrativos, etcétera, Ecuador está en segundo lugar de la región, solo superado por Uruguay”. Esto es cierto para América del Sur. Si la referencia es América Latina, como lo presenta el gráfico de LAPOP, el Ecuador está en quinto lugar.



12 diciembre 2016



"Ecuador ocupa el segundo puesto en la confianza de la ciudadanía en el sistema de justicia"
: Rafael Correa. No indica segundo puesto de qué. Tampoco indica fuente, pero se refiere nuevamente al informe de LAPOP que, como hemos visto, ubica al Ecuador en quinto lugar en América Latina. Casi un año antes (enero 2016) Correa había afirmado, citando dicho informe, que el Ecuador estaba en primer lugar.

6 marzo 2017

"La Universidad de Vanderbilt sitúa a Ecuador en segundo lugar en nivel de confianza en el sistema de justicia": Ministra de Justicia Ledy Zúñiga. La Universidad de Vanderbilt es la que elabora el informe de LAPOP. No indica segundo lugar de qué. Reitera lo afirmado por Rafael Correa.

1 mayo 2017

"En Ecuador la confianza en la justicia alcanza el 48,2%, el segundo más alto de la región": Karina Peralta, funcionaria del Consejo de la Judicatura. Habla en la sesión del Examen Periódico Universal (EPU) de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra. 48,2% es el dato atribuido al Ecuador en el informe de LAPOP 2014. No indica a qué se refiere con «región» pero sabemos, por el historial, que se refiere a América del Sur. La encuesta de LAPOP sigue usándose como referencia tres años después, pese a que hay encuestas internacionales más recientes.

Otros informes referidos a la confianza en la justicia

Otros dos informes referidos a la confianza en la justicia, dados a conocer en 2016:

a) El informe del World Justice Project (WJP), publicado en noviembre 2016, ubicó al Ecuador en décimo lugar en América Latina en confianza en la justicia y en el lugar 91 a nivel mundial, en una lista de 113 países. La pregunta a los entrevistados fue: ¿Confías en la justicia de tu país?. Así respondieron los latinoamericanos: 2% mucho, 24% poco y 74% nada


b) El Indice de Competitividad Global 2016 del Foro Económico Mundial ubicó al Ecuador a la cola - lugar 134, entre 138 países - en independencia judicial.

Textos relacionados en este blog
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Educación y violencia: estudio CEPAL-UNICEF


Las violencias en el espacio escolar, CEPAL-UNICEF, 2017

Grupo 1: Chile, Costa Rica y Uruguay (logros educativos altos, violencia baja)
Mayor gasto en educación y mayor porcentaje de jóvenes que concluyen la educación secundaria (a excepción de Uruguay que tiene menor conclusión de la secundaria), pero bajos grados de violencia (se excluye Brasil por ser un país con alto nivel de violencia). Uruguay se incluye en este grupo a pesar de los menores niveles de conclusión de la secundaria porque tiene altos niveles de inversión y baja violencia, además de condiciones similares de desarrollo y tamaño con respecto a los otros dos países del grupo.

Grupo 2: Argentina, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana (logros educativos medios, violencia baja)
Menores niveles de gasto público en educación pero alto porcentaje de jóvenes concluye la educación secundaria. En general, los niveles de violencia no son excesivos.

Grupo 3: Brasil, Colombia, Ecuador y México (logros educativos medios, violencia alta)
Niveles medios y altos de conclusión de la secundaria, pero también niveles altos de violencia (con una tasa de homicidios mayor a 18/100.000 habitantes).

Grupo 4: Guatemala, Honduras y Nicaragua (logros educativos bajos, violencia alta)
Países con el menor gasto en educación y el menor porcentaje de jóvenes que concluyen la educación secundaria. Además Guatemala y Honduras tienen altos índices de violencia a nivel nacional y Nicaragua alcanza niveles medios. 

En estos cuatro grupos organizan CEPAL y UNICEF a los 15 países latinoamericanos incluidos en este estudio sobre violencia y educación: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Paraguay, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. Son los países que participaron en el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE), realizado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO y aplicado en 2013 a estudiantes de primaria de 3o y 6o grado en cuatro áreas: matemáticas, lectura, escritura y ciencias (solo 6o grado).

Esta agrupación de países tiene en cuenta: a) el porcentaje de gasto público en educación en relación al PIB, b) el porcentaje de jóvenes de 20 a 24 años que concluyen la educación secundaria, y c) la tasa de homicidios, destacándose a los países con un contexto nacional más violento (tasas por sobre 18 por 100.000 habitantes). El propósito de esta agrupación fue "establecer contextos nacionales similares, de ese modo no se comparan situaciones muy disímiles y heterogéneas, que es lo que ocurre a nivel de promedios regionales".

- El porcentaje de gasto público en educación en relación al PIB es un indicador clásico que refleja el interés en la educación.

- Se decidió utilizar el indicador de terminación de la educación secundaria - pese a que el TERCE se aplicó en la educación primaria - puesto que "es en este nivel donde se encuentran mayores diferencias de logros educativos entre los países. Es decir, las diferencias en la secundaria son una señal del nivel de desarrollo educativo del país".

- La tasa nacional de homicidios se consideró relevante para ubicar la violencia escolar en el contexto más amplio de la violencia en cada país.

El estudio de CEPAL-UNICEF aprovechó la información recogida en el TERCE a través de cuestionarios de contexto aplicados a los estudiantes, sus familias, docentes y directores, en este caso en torno a la violencia escolar, a fin de profundizar en su análisis.

"Los resultados generales de esta medición confirman que en la mayoría de los países (10 de 15) los ambientes de mayor violencia en el entorno de la escuela constituyen uno de los factores asociados a un menor rendimiento académico entre los estudiantes (medido a partir de los puntajes obtenidos en la prueba TERCE)".

El Resumen del estudio destaca (mis negritas):
"El análisis de la información de resultados educativos del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) del año 2013 confirma que la violencia escolar se extiende a las instituciones educativas de manera generalizada y afecta a niños y niñas de todas las clases y grupos sociales, entorpeciendo sus procesos de aprendizaje. El tipo de violencia más relevante en relación con los puntajes en la prueba TERCE y en la mayor cantidad de países es aquel percibido por los estudiantes a nivel promedio de la escuela como aulas de ambiente violento. Ello remite a espacios escolares con baja capacidad de gestión de las relaciones interpersonales, lo que afecta negativamente la convivencia y los procesos de enseñanza en la sala de clases.

Si bien la violencia es extendida, en las distintas poblaciones de la comunidad educativa son diversas formas de violencias las que se perciben con diferente grado de intensidad. Por ejemplo, los datos mostraron que los y las estudiantes de poblaciones discriminadas o que sufren de otros procesos de exclusión, como los inmigrantes, indígenas, estudiantes en situación de trabajo infantil y aquellos que pertenecen a hogares de menor nivel socioeconómico, perciben mayores niveles de agresión entre pares al interior de las escuelas. Visibilizar las diferencias en los tipos y magnitudes de la violencia escolar facilita el diseño de medidas más efectivas y permite romper con círculos de exclusión".

La violencia escolar, en definitiva, es expresión de la violencia general en una sociedad y es una más de las expresiones de la inequidad y la discriminación social. No se puede hablar de educación de calidad en sistemas educativos, planteles y ambientes de enseñanza y aprendizaje en los que prevalecen la violencia y el miedo. Combatir la violencia en el medio escolar implica combatirla también fuera de éste y más allá de los ámbitos educativos, enfrentando las causas y manifestaciones de la cultura violenta.

Para saber más
-
Daniela Trucco y Pamela Inostroza, Las violencias en el escpacio escolar, CEPAL/UNICEF, Santiago, 2017
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/41068/S1700122_es.pdf?sequence=4

¿Qué es enseñar? - Entrevista con Paulo Freire


 

"A través del diálogo se opera la superación de la que resulta un nuevo término: no ya educador del educando, no ya educando del educador, sino educador-educando con educando-educador. De este modo, el educador ya no es solo el que educa sino aquel que, en tanto educa, es educado a través del diálogo con el educando, quien, al ser educado, también educa.

Así, ambos se transforman en sujetos del proceso en que crecen juntos y en el cual 'los argumentos de la autoridad' ya no rigen. Proceso en el que ser funcionalmente autoridad requiere el estar siendo con las libertades y no contra ellas.

Ahora ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo. Los hombres se educan en comunión, y el mundo es el mediador". (Pedagogía del Oprimido, Siglo XXI Editores, p. 86).


Esta es posiblemente la cita más difundida y conocida de Paulo Freire. Especialmente el último párrafo, que suele aparecer solo, suelto. Y es en torno a esta cita que Freire ha sido largamente asociado a una educación no-directiva, en la que "nadie educa a nadie".

La cita fue bienvenida y adoptada por miles de educadores y pedagogos que vieron en ella un estandarte contra la educación convencional, centrada en la figura protagónica del educador y en el punto de vista de la enseñanza. No obstante, el riesgo fue esta vez el del clásico péndulo: pasar de la crítica a la educación vertical y autoritaria al culto a una educación horizontal y democrática que niega y anula toda posible directividad en la enseñanza.

La cita de Freire ha cobijado o reforzado, por muchos años, un populismo pedagógico que concibe la intervención del educador, cualquiera que ésta sea, como una marca autoritaria y como una prueba incontestable de lo que Freire llamó
«educación bancaria» .

Este fue, por ello, uno de los temas críticos que decidí abordar con Paulo Freire en una larga entrevista que le hice en agosto de 1985, en Sao Paulo. La entrevista fue publicada bajo la forma de un libro y ampliamente difundida en América Latina (Educación Popular: Un encuentro con Paulo Freire, CECCA-CEDECO/Fundación Fernando Velasco, Quito, 1986; Edições Loyola, Sao Paulo, 1987; Tarea, Lima, 1988; Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988).



Transcribo a continuación este punto de la entrevista. En ella, Freire reafirma la directividad de la educación, diferenciando directividad y autoritarismo.

¿Qué es enseñar? - Entrevista con Paulo Freire

Rosa María Torres: Me parece importante volver sobre el tema de la no-directividad de la educación y, en ese contexto, sobre el papel del educador. Lo digo porque en el marco de la Educación Popular - tanto a nivel de los teóricos como de los grupos de base - viene dándose una tendencia fuerte y generalizada a concebir la relación educativa entre educadores y educandos como una relación horizontal, "entre iguales", en la que, finalmente, nadie enseña a nadie.

Es corriente encontrar en materiales de capacitación, en talleres, en seminarios, advertencias insistentes en este sentido. Textualmente se orienta en muchos casos al alfabetizador, al educador o al capacitador a que su papel debe limitarse a coordinar la discusión, a hacer síntesis, a motivar la participación del grupo, a hacer preguntas y, en el mejor de los casos, a dar su opinión. A tal punto ha llegado a extenderse esta visión que varios autores caracterizan a la Educación Popular, entre otras cosas, por la eliminación del rol del maestro. Y es este punto, justamente, el que suele encontrar mayor rechazo y mayores resistencias entre los educandos. 

Dado que esta relación horizontal entre educadores y educandos suele asociarse a Paulo Freire y su crítica a la 'educación bancaria', quisiera pedirte que desarrollaras este punto. 

Paulo Freire: El educador que dice que es igual a sus educandos, o es demagógico o miente o es incompetente. El educador es obviamente diferente, de otra manera no reconocería al educando. Si fueran los dos la misma cosa, no habría manera de identificarlos. Creo que éste es un punto fundamental.

En segundo lugar, toda educación es directiva. Por tanto, no existe una educación no-directiva, y esto ya está dicho en la Pedagogía del Oprimido.

Toda educación tiene un momento que yo llamo inductivo, que implica la toma de responsabilidad del educador. La gran diferencia que hay entre un educador autoritario y un educador radicalmente democrático está en que este momento inductivo, para el educador autoritario, jamás acaba. El empieza y termina inductivamente. El toma las decisiones completamente, constantemente. En cambio, un educador democrático ciertamente incide, pero intenta, durante la práctica, transformar la inducción en compañerismo.

Compañerismo no significa ser iguales. El hecho de que el educador revolucionario se haga compañero de sus educandos no significa que renuncie a la responsabilidad que tiene, incluso de comandar, en muchos momentos, la práctica. El educador tiene que enseñar. No es posible dejar la práctica de la enseñanza librada al azar.

En Estados Unidos, donde acabo de estar en un seminario, hay una preocupación muy grande con lo que ellos llaman el facilitador. Yo siempre digo, y lo acabo de decir allá: "Yo no soy facilitador de ninguna cosa. Yo soy profesor. Yo enseño".

Ahora: la cuestión es saber qué es enseñar. La cuestión es saber si el acto de enseñar termina en sí mismo o si, por el contrario, el acto de enseñar es solo un momento fundamental de aprender. Dialécticamente, es esto. Y, sin embargo, hay algunos que se piensan dialécticos pero que dicotomizan enseñar y aprender. No es posible hacer esta dicotomía entre enseñar y aprender porque es aprendiendo que yo enseño y es enseñando que yo aprendo. Esto no significa de ninguna manera disminuir, castrar,  negar el deber y el derecho que tiene el educador de enseñar.

Pero entonces, ¿qué es enseñar? ¿Será que enseñar es transmitir conocimientos? Yo digo que no. El conocimiento no se transmite; el conocimiento se hace, se rehace a través de la acción transformadora de lo real y a través de la comprensión crítica de la transformación que se ha dado antes o que se puede dar mañana. Este es el momento de la abstracción en el acto de conocimiento. El equívoco de los educadores autoritarios es pensar que los contenidos de la educación pueden ser transformados en montones de sabiduría apaciguada, inutilizada, que es transferida como ladrillos a los educandos.

Para mí, enseñar es desfiar a los educandos a que piensen su práctica desde la práctica social, y con ellos, en búsqueda de esta comprensión, estudiar rigurosamente la teoría de la práctica. Esto significa que enseñar tiene que ver con la unidad dialéctica práctica-teoría. Unidad dialéctica que casi nunca sabemos hacer porque en el fondo hacemos una oposición entre práctica y teoría, cuando lo que sucede es que práctica y teoría constituyen una unidad contradictoria. Esto está en Marx, no es invención mía. Yo simplemente, arrogantemente si se quiere, concuerdo con Marx.

En nombre de la necesidad de transferir los contenidos que consideramos indispensables, lo que hacemos es olvidar la unidad entre la práctica y la teoría, la cual podría ser desarrollada a través de la propia comprensión teórica de la práctica que tienen los educandos. Este proceso de búsqueda de esta unidad exigiría del educador competente, a cada paso, la iluminación teórica de los contenidos.

Tú, al hacerme esta pregunta, planteas una cosa interesante que he oído muchas veces en India, en Africa, en Estocolmo, en París, en Londres, en Norteamérica y en América Latina y, concretamente, en Brasil. De cuando en cuando jóvenes profesores se acercan y me dicen: Paulo, todo lo que dices está muy bien pero lo que pasa es que al pretender no una postura de igual a igual sino una postura respetuosa de la capacidad de pensar del educando, estás evadiendo la cuestión de que yo estoy aquí para aprender y tú para enseñar.

Obviamente que cuando el educando dice esto está reproduciendo la ideología dominante sobre el saber. Esta ideología tiene que ver con la dicotomía que hace la clase dominante entre su saber - que es riguroso, serio, cientifico - y la sabiduría popular - que es incapaz, que no es rigurosa, que no es unitaria, que no está cohesionada. Esto se reproduce en la ideología de los educandos. Esta dicotomía también es autoritaria, pues trabaja en favor de la concepción de la ideología autoritaria.

Mi respuesta a estos jóvenes profesores es la siguiente: Yo reconozco que la realidad es ésta, no solamente porque leí a Marx sino porque viví. Sé que las ideas dominantes de una sociedad en un cierto momento son las ideas de las clases dominantes, y que todo el armazón ideoloógico se genera en las condiciones materiales concretas de producción de la sociedad. Pero, aún sabiendo esto, yo también sé que la conciencia individual y social que se gesta y reproduce en estas condiciones materiales no es un puro reflejo de las condiciones materiales, porque la conciencia es, además de reflejo, reflexiva sobre las condiciones que la hacen reflejo. Si no es así, tampoco puede entenderse la dialéctica, porque entonces habría que esperar que las condiciones materiales cambiaran por sí solas. Entonces, es el propio ímpetu revolucionario el que nos lleva realistamente a plantear la lucha por la transformación y contra las condiciones existentes. Hace falta simplemente el buen sentido de saber que la revolución no se hace desde la cabeza de los líderes pues esto sería idealismo prehegeliano, sería puro voluntarismo.

Estos comentarios son solamente para decir que si bien podemos reconocer que las condiciones de partida son éstas, es preciso por eso mismo luchar contra ellas.  Y para eso los educadores deben ser o hacerse competentes. La competencia científica, la competencia técnica y filosófica es absolutamente indispensable en la lucha por la transformación de la educación.

A los jóvenes profesores les digo siempre: Mira, cuando un muchacho te dice que eres un incompetente, que estás tergiversando el rol del maestro pues tú estás para enseñar y él para aprender, tu podrías reconocer efectivamente que estás para enseñar y él para aprender, pero agregar: Está bien. Tú me dices que yo soy incompetente, pero yo te haría dos preguntas: ¿qué es enseñar y qué es aprender?. y ¿qué es competencia?. Y ahí vas a tener la oportunidad de discutir incluso la naturaleza ideológica que está detrás del concepto de competencia. Porque esa naturaleza ideológica de la competencia tiene mucho que ver con los intereses de las clases dominantes. Para éstas, competentes son las clases dominantes e incompetentes son las clases dominadas. Y dado que esta ideología autoritaria se reproduce también a nivel de los educandos, tú como educador tienes que plantear a los educandos desafíos de esta naturaleza y encauzarlos.

Claro que tú no puedes echar al educando de la clase si no está de acuedo, porque en ese caso tu autoridad seria autoritaria. Es preciso recordar que hay una dimensión pasiva en el autoritarismo. Es el caso del educando que demanda al educador ser autoritario con relacion al acto de conocer. Pero tú no tienes que caer en esa trampa. Lo que puedes hacer frente a ese planteo es decir: Muy bien, voy a aprovechar y dar una clase sobre lo que es la ideología autoritaria, sobre lo que es la reproducción ideológica. Y das la clase seriamente, competentemente.

Lo que está sucediendo es un equívoco funesto. Estamos bailando en el mundo de los conceptos y estos conceptos se distancian cada vez más de los objetos concretos cuya comprensión deberían mediar. Así, en lugar de acercar esa mediación, caemos en el afinamiento de los conceptos antes que en una búsqueda de comprensión de lo concreto. Esto no es conocer y es contra esto que estoy y voy a seguir estando, pues estoy convencido de que estoy en lo cierto.

Lo que pasa en educación es que casi siempre engullimos contenidos. Pero hay que hacer más que eso. Hay que conocer. Si yo fuera responsable de un Ministerio, entregaría mi vida, sin ninguna dimensión idealista sino profundamente dialéctica a trabajar todos los fines de semana con los educadores, desde los niveles más bajos hasta los mas altos, sobre la cuestion de qué es conocer, qué es crear, qué es la producción del conocimiento, cómo se puede invitar a conocer sin ser paternalista, sin ser espontaneísta pero, al mismo tiempo, sin ser autoritario. El problema no es transferir paquetes de conocimientos a ser memorizados.

Para mí, solo hay conocimiento cuando se aprehende el objeto. Cuando tú aprehendes el objeto, necesariamente memorizas el objeto aprehendido. Lo que no puedes hacer es memorizar en vez de aprenhender. Y es esto precisamente lo que hace la escuela tradicional. Los niños son obligados a repetir. Hay una extraña epistemología según la cual es la repetición de la descripción del concepto lo que da conocimiento, cuando en verdad lo que da conocimiento es la aprehensión de lo real, que no está dicotomizado del concepto.

* Texto reproducido en Bloghemia, 29 enero 2023
https://www.bloghemia.com/2023/01/que-es-ensenar-por-paulo-freire.html

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