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"Yo solo quiero un ministro de educación"

Pachakutik rompe con el gobierno de Lucio Gutiérrez, 2003 - Caricatura: Chamorro

Ecuador, diciembre 2002. Lucio Gutiérrez había ganado las elecciones presidenciales, con apoyo del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (PK) y PK se aprestaba, a partir de enero 2003, a "co-gobernar" con Gutiérrez y su partido Sociedad Patriótica (SP). Al menos, ese había sido el trato.

Después de haber colaborado con PK durante cuatro meses, coordinando la Mesa de Educación, en la que preparamos el plan de gobierno para este sector, la dirigencia de PK me propuso el Ministerio de Educación, considerado a último momento en las negociaciones con Gutiérrez. Yo vivía entonces en Buenos Aires, de modo que la propuesta me implicaba trastornos mayores. Después de decir no, de pensarlo mucho y de consultar con mi familia, terminé aceptando. Una de las peores decisiones que he tomado en mi vida.

Gutiérrez había alquilado un hotel en Quito, el hotel La Colina, convertido en bunker pre-presidencial. El lugar era un hervidero de gente entrando y saliendo de las habitaciones/oficinas, subiendo y bajando por los ascensores, cuchicheando en los pasillos. Estábamos ahí ese día con la plana mayor de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y de PK (brazo político de la CONAIE), unas diez personas en total. Era el día en que PK me presentaría a Gutiérrez como candidata a Ministra de Educación. También estaba Doris Solís, a quien conocí allí; ella había sido propuesta por PK como Ministra de Turismo.

Cuando pregunté a los compañeros de PK si debía llevar un CV reducido o un CV ampliado, me dijeron sin dudar: el completo. Completo fue: cerca de 50 páginas, según recuerdo, pulcramente organizadas y anilladas.

Debimos esperar largo rato a que Gutiérrez nos recibiera. Cuando entró, se sentó en su escritorio y empezó el acto. Primero yo, luego vendría Doris Soliz. La directiva de PK y CONAIE, expectante, acompañándonos.

Gutiérrez tomó mi CV, hojeó el resumen de las dos primeras páginas y comentó: "Bastante se ha paseado usted, ¿no?". A continuación, y mientras pasaba hojas, espetó, jocoso: "Pero si yo solo quiero un ministro de educación...". Para qué más. Supe ahí mismo en qué me estaba metiendo, pero supe también que no había marcha atrás.

Antes de retirarse - dijo que regresaría para la entrevista con Doris - pidió a un joven que estaba sentado en la sala, que me entrevistara. El, aleccionado, me sometió a algunas preguntas escolares, cuyo objetivo era confirmar si yo sabía de educación. Al poco rato percibió que sí, y soltó. En los meses siguientes nos cruzaríamos en el palacio de gobierno, él visiblemente incómodo con el papel que le había tocado jugar en el hotel La Colina.

Mientras hablaba con Gutiérrez y luego con mi entrevistador, se escuchaba gran barullo en la calle: gente que protestaba, insultaba, con mariachis de fondo. En ese momento, no entendí de qué se trataba. Al salir, seguían ahí, y debimos esquivarlos. Alguien me explicó: era un acto de protesta contra mi persona. Resulta que Gutiérrez ya había designado Ministro de Educación cuando PK se le atravesó conmigo. La protesta y la serenata las lideraba el flamente ex-ministro. Más adelante, en el depacho del ministerio encontraríamos una pizarra con el organigrama y los cargos que ya se habían repartido.

SP y PK habían llegado a un absurdo acuerdo: intercalar, en los ministerios, un Ministro de SP y un Viceministro de PK, o al revés. Así pues, pese a mis pataleos, me tocó aceptar al Dr. Roberto Rodríguez - que así se llamaba el hombre - como segundo a bordo. Como era de esperar, RR me hizo la vida a cuadritos mientras fui ministra, boicotéo todo lo que pudo y mantuvo una agenda paralela en el Ministerio. Uno prendía la tele y veía a RR repartiendo picos y palas, con Gutiérrez y su comitiva, a indígenas y campesinos en zonas rurales.

Gutiérrez me pidió varias veces la renuncia. Nunca dando la cara, siempre a través de terceros. Desde el inicio, fui una piedra en el zapato. Le arruiné el nombramiento de RR como cabeza de un ministerio-mina-de-oro que él, su familia y su partido veían como jugosa agencia de empleos. Ya en funciones, me negué a dar cargos a mansalva a la parentela y coidearios (enardecidos, se tomaron el despacho, menos mal cuando yo no estaba ahí). Había aceptado el cargo con la condición de no entrar en negociaciones de nuevos préstamos con Banco Mundial y BID; ambos le dieron a Gutiérrez la queja de mi mal comportamiento. Finalmente, el 22 de julio, estaba en el despacho y me disponía a salir a reunión de gabinete; su secretaria me llamó y me dijo que ya no era necesario que fuera pues el Presidente tenía nueva ministra. Así nomás. Esta vez, sin mariachis. Me quedé con el informe de seis meses de gestión que iba a presentar al día siguiente en la reunión del gabinete en Cuenca, con los materiales que habíamos preparado para la "Campaña de Renovación Pedagógica" que lanzaríamos ahí, con tantos proyectos iniciados o en mente.

PK reaccionó con indignación pero el hecho solo aceleró el final ya cantado. Poco después PK rompía con Gutiérrez y se iba del gobierno. Hasta ahí llegó la fallida "alianza" con el ex-coronel. Una movida en falso que tendría un alto costo para PK y el movimiento indígena en el Ecuador.

"Entre la utopía y el desencanto: Pachakutik en el gobierno de Gutiérrez" (Planeta, 2004) fue el libro colectivo que escribimos varios de quienes, durante ese breve período, ocupamos ministerios u otras funciones por encargo de PK (autores: Augusto Barrera, Fernando Buendía, Miguel Carvajal, Marcelo Cevallos, Manuel Chiriboga, Virgilio Hernández, Víctor Hugo Jijón, Miguel Lluco, Luis Macas, Nilka Pérez, Antonio Rodríguez, Lourdes Rodríguez, Rosa Salinas, Doris Solís, Rosa María Torres, Nina Pacari).

Yo venía de una larga experiencia de trabajo en educación y en políticas educativas a nivel nacional, regional y mundial, entre otros en UNICEF y en UNESCO, había tenido ya experiencias de gestión, y estaba dispuesta a ser ministra "al menos diez años" - como le dije, en un inusitado arranque de espontaneidad, a un periodista que me entrevistó en la televisión - pues en menos tiempo no se pueden hacer cambios de verdad. No obstante, la experiencia volvió a recordarme tercamente: tampoco es ese el lugar para impulsar la transformación educativa: los ministros de educación tienen poco poder real y están supeditados a las decisiones de otros; el discurso de la educación, la sociedad del conocimiento, la excelencia, es discurso hueco y reiterado en el mundo de los políticos. La clave sigue estando en el "incidir hacia abajo", en el trabajo político, comunicacional y pedagógico con la gente, con las organizaciones sociales, para y desde el ejercicio activo de ciudadanía.

Quito, 20 abril 2015
A diez años de la Rebelión de Los Forajidos que sacó a Lucio Gutiérrez del gobierno

Con los maestros, contra el paro


Foto: La Nación
Entrevista con Rosa María Torres, Ministra de Educación y Culturas
EducAcción, El Comercio, Quito, 2 julio 2003


P: Algunos sectores afirman que ud. estuvo con el paro de la Unión Nacional de Educadores (UNE)

Una cosa es estar con los maestros y otra cosa es estar con el paro. Como educadora y como Ministra, estoy con las causas justas de los maestros, pero no puedo estar con el paro. Los maestros tienen derecho a un salario digno y a exigir más presupuesto para la educación, pero no tienen derecho a violentar el derecho de niños y jóvenes a ir a la escuela y aprender.

Este paro duró 33 días. No podemos, no debemos, como país, permitir nuevos paros. No en educación. Necesitamos paz para trabajar a fin de lograr las condiciones y los cambios que vuelvan innecesarios los paros. No solo se trata de más presupuesto, sino de más diálogo y participación social en la cuestión educativa, más razón, menos violencia, más seriedad, menos comportamientos corporativos, más educación ciudadana en los temas de la educación.

P: La UNE afirma que, de no ser por los paros, la educación estaría peor…

Un paro nunca le hace bien a la educación, aunque pueda redundar en mejoras salariales para el magisterio. Primero, porque el magisterio no es el único actor de la educación; los estudiantes y sus familias son los actores principales, en función de quienes debemos trabajar todos. Segundo, porque la mejora salarial, por sí sola, no asegura mejor educación. Así muestra la experiencia y numerosos estudios internacionales.

Hacen falta muchas condiciones convergentes. Hace falta avanzar hacia una profesionalización integral del magisterio ecuatoriano, un magisterio con capacidad y seguridad para enseñar, para leer, para aprender por su cuenta, para reclamar, debatir y aportar con argumentos. El magisterio nacional ha sido  descuidado y maltratado por décadas.

Por otro lado, el paro refuerza la imagen deteriorada de la educación pública, que los maestros dicen defender, y refuerza las tentaciones privatizadoras, que los maestros dicen condenar.

El paro, en definitiva, es un boomerang para todos. Hace daño no sólo a los niños, los jóvenes y las familias que se ven afectadas, sino a los propios maestros. Es muy duro ver maestros violentos o violentados, gritando, forcejeando, rompiendo cosas, haciendo huelga de hambre.

Se ha estimado que, a la fecha, el acumulado de días perdidos debido a paros de la UNE suma un año lectivo completo. Los costos de la secuela de paros son incalculables, no solo en términos pedagógicos sino políticos, económicos y sociales.

P: Casi todos los Ministros de Educación han enfrentado un paro de la UNE. ¿Usted creía que iba a poder evitarlo?

Efectivamente. Primero, porque confiaba en que este gobierno priorizaría la educación sobre otras urgencias nacionales (cosa que no sucedió). Segundo, porque es la primera vez que la UNE apoya a un gobierno, igual que el Movimiento Popular Democrático (MPD). Tercero, por mis posiciones como especialista, que han sido siempre y son de defensa de la dignidad y el profesionalismo de los docentes. Cuarto, porque he tenido una relación cordial y respetuosa con la dirigencia de la UNE, mientras fui asesora del anterior ministro, el exMinistro Cordero, y como miembro del Equipo Técnico del Contrato Social por la Educación. Quinto, porque empecé mi gestión dándole gran importancia y tiempo a la relación con la UNE: nos reunimos muchas veces en el Ministerio; les pasamos la base de datos del Ministerio y revisamos con ellos el presupuesto de este año; co-auspiciamos el Congreso de Educación Pública que organizó la UNE; asistí a una conferencia del Fondo de Cesantía del Magisterio donde fui ovacionada y llamada "Ministra compañera" ....

Mucho se ha escrito sobre este paro y sus incongruencias. Yo tendría bastante para decir al respecto.

P: Usted convocó al Foro de exMinistros de Educación para tratar el tema del paro. ¿Qué quedó en claro de esa reunión?

Convoqué al Foro de ExMinistros - creado por el exMinistro Cordero - precisamente a fin de analizar el tema del paro en el país y sacar algunas lecciones aprendidas. De hecho, todos los exMinistros presentes habían enfrentado al menos un paro de la UNE, algunos de ellos paros de hasta dos y tres meses de duración. Fue interesante escuchar las diversas posiciones y estrategias adoptadas por los Ministros: algunos han optado por el enfrentamiento abierto con la UNE y el MPD, la mayoría optó por el diálogo y la negociación.

También salieron a relucir varios denominadores comunes: la reivindicación por mejor salario y por salario pagado a tiempo es el eje reiterado de conflicto a lo largo de las tres últimas décadas. Se repiten asimismo los nombres de los dirigentes de la UNE, algunos de ellos posteriormente diputados, que han liderado y negociado los sucesivos paros.

Seguramente, mucho de lo que me tocó vivir durante este paro, les tocó vivir a mis antecesores. Es una experiencia dura, compleja y moralmente devastadora. Algún día escribiré al respecto.

P: ¿Por qué demoró tanto la negociación para levantar el paro?

La primera pregunta es por qué se paró tan pronto. Yo les pregunté a los dirigentes de la UNE durante la negociación: ¿por qué no le dieron a este gobierno los 6 meses que le dieron al gobierno anterior, para pedir un incremento salarial? ¿Por qué un paro a apenas cuatro meses de iniciado el gobierno, mientras estábamos dialogando, en medio de tanto conflicto con un gobierno en el que Pachakutik definitivamente no encajaba, con el que lidiábamos a diario y con el que personalmente enfrentaba una situación de permanente boicot?

El proceso estuvo lleno de obstáculos y trampas, idas y vueltas, regateos, incomprensiones, desplantes, errores de todos lados. Quizás, también, intervinieron demasiadas manos. Lo real es que satisfacer, en este momento, las demandas económicas planteadas por la UNE implicaba desafíos monumentales no sólo financieros sino legales, y una decisión fuerte – que tomé como Ministra – de priorizar esta vez la inversión en salarios, en motivación y en diálogo con los docentes.

P: ¿Cuál fue su papel en la negociación del paro?

Traté por todos los medios de evitar el paro, primero, y de levantarlo, después. Traté de despolarizar la relación gobierno-UNE, atendiendo a otros derechos e involucrando a otros actores (Comisión de Mediación creada junto con Pachakutik, el Consejo Nacional de Educación, el Contrato Social por la Educación, el Foro de Exministros de Educación), pero la UNE se opuso a todos ellos.

Propuse asignar los recursos de modo de favorecer a los maestros que menos ganan y que trabajan en zonas rurales; la dirigencia de la UNE no mostró ningún interés. Defendí la necesidad de una revisión de fondo del proyecto de Ley de Educación y de la Ley de Carrera Docente, las cuales también eran plataformas del paro.

Hay quienes me acusan de no haber resuelto oportunamente el paro. En realidad, fui la más empeñada en terminarlo cuanto antes y devolver la normalidad al sistema escolar. La espera y la demora no tuvieron que ver conmigo. La UNE lo sabía y por eso enfilaba sus marchas y reclamos hacia el Palacio de Gobierno y el Ministerio de Finanzas (alguna vez también me tocó a mí, insultos con parlantes fuera del ministerio). El Ecuador está tan acostumbrado a los paros del magisterio que a nadie le resulta asunto prioritario o urgente. Cuando ví que el paro se alargaba, en un clima de creciente violencia y conflictividad social, trabajé sin descanso para llegar a un acuerdo.

Fue muy duro pero me queda la satisfacción de haber sido consecuente hasta el final con mis ideas y posiciones, de haber hecho lo posible para resolver el conflicto de manera pacífica, sin renunciar jamás al diálogo y a la razón. Actué siempre pensando en los más pobres y abandonados de este país, en los rostros concretos de maestros admirables que conozco, en las familias y comunidades que se acercan a pedirme un maestro estable que no los abandone. Como Ministra, discutí y defendí con firmeza el presupuesto para la educación y la buena asignación de los recursos, en el gabinete, con la misión del FMI, con el Banco Mundial, el BID y otros organismos internacionales. Seguiré haciéndolo, sin necesidad de ningún paro.

P: ¿Por qué el Acuerdo entre el gobierno y la UNE es tan blando respecto a los compromisos de los maestros?

Discutimos mucho la redacción de ese Acuerdo, palmo a palmo, más allá de la medianoche. Lo que se logró NO es un mero reajuste salarial, como han dicho algunos. No es cierto que el gobierno fue el único que cedió; también cedió la UNE, y en algunas cosas importantes. El Acuerdo reafirma un compromiso del gobierno con un "tratamiento preferencial" a la educación y un incremento sostenido del presupuesto educativo hasta el fin de este gobierno; compromete a la UNE a colaborar con el Ministerio a fin de racionalizar el sistema de asignación de partidas docentes, un sistema viciado y públicamente denunciado, con cuya transparencia estamos comprometidos y venimos trabajando, buscando poner fin a malas prácticas y a la corrupción; admite la necesidad de introducir modificaciones a la Ley de Carrera Docente, sin que hayamos cedido a su "plena vigencia", como se pretendía. El Acuerdo sí peca de parcial pues la UNE sólo reivindicó los intereses del magisterio público, sin incluir a otros sectores como los Educadores Comunitarios y los municipales.

La apuesta con este Acuerdo es una apuesta a la credibilidad en el magisterio, en su genuino interés por la educación pública y en su compromiso profesional frente a la sociedad. Está en manos del magisterio, no sólo del Ministerio, mostrar que ese voto de confianza se traduce en una mejor enseñanza.

Los problemas de la educación - y, sobre todo, de la pedagogía - en el Ecuador son graves y de viejo arrastre.

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Anecdotario: Adiós al Ministro Morán, El Deshacedor


Este artículo y la carta anexada abajo fueron escritos en 2003, al término de mi gestión como Ministra de Educación y Culturas en el Ecuador. Quedan como testimonio de un caso concreto del "borra y va de nuevo" tan típico de las políticas educativas en nuestros países y en el Ecuador en particular. De hecho, los siguientes ministros de educación hicieron lo mismo. Raúl Vallejo (ministro de Alfredo Palacio y primer ministro de Rafael Correa) tampoco acogió mi pedido - acogido por el Foro de exMinistros de Educación del Ecuador  - de mantener en el sitio web del Ministerio (que inauguré) un enlace al sitio donde estaba alojada mi gestión, aunque solo fuera para preservar la memoria institucional.

En tiempos modernos, en efecto, el "borra y va de nuevo" incluye una operación de borrado en la red. Gracias a Pablo Gentili, el Observatorio Latinoamericano de Políticas Educativas (OLPED), en Río de Janeiro, hizo un backup con lo que se pudo rescatar y lo alojó en su sitio en la sección de Reformas Democráticas.

Es importante que la ciudadanía - dentro y fuera del Ecuador - sea consciente de estos mecanismos y comprenda los límites reales a esa consigna que se repite tanto y con tanta ingenuidad: "políticas de Estado, no de gobierno".

Adios al Ministro Morán – El Deshacedor
Quito, 17 Diciembre, 2003

Se ha ido el Ministro Ottón Morán, después de menos de cinco meses de haber sido posesionado por el Presidente Lucio Gutiérrez al frente del Ministerio de Educacion y Culturas (MEC).

Cinco meses dedicados en su mayor parte a improvisar, a viajar (más de dos semanas en París, asistiendo a la Conferencia General de la UNESCO, en momentos de gran conflictividad en el país y en la educación específicamente) y a deshacer todo lo que, con conocimiento profesional, seriedad y mucho esfuerzo, habíamos hecho durante seis meses al frente del MEC.

Sus "Planteamientos generales de la programación educativa ecuatoriana" - un listado de 18 puntos inconexos, lanzados a dos días de haberse posesionado en el despacho - borraron de un plumazo el documento programático "Un nuevo modelo educativo para un nuevo país" (en torno al cual construimos la plataforma de políticas del MEC) que elaboramos durante tres meses en la Mesa de Educación que coordiné en el marco del proceso de Mesas de Diálogo organizado por Pachakutik entre noviembre 2002 y enero 2003.

No bien asumió como ministro, Morán sacó de sus cargos a los directores y funcionarios valiosos o considerados "cercanos a la Ministra" y llenó las vacantes con conocidos suyos o allegados de Sociedad Patriótica, partido en el gobierno. 

Desmanteló todo lo que habíamos subido en el sitio web del MEC y en el portal Educar Ecuador que creamos e inauguramos, incluidos materiales, documentos e informes de la gestión, pro formas presupuestarias, casillas de gobierno electrónico (MECinformacion, MECdenuncias, MECsugerencias, entre otras), la Biblioteca Ecuatoriana de Estudios y Pensamiento Educativo del Ecuador que habíamos iniciado, etc. desafiando no solo un elemental deber de memoria institucional sino el derecho ciudadano al manejo transparenete de la información, la gestión y los recursos.

Retomó de inmediato la relación con las misiones de Banco Mundial y BID a las que habíamos dicho que no queríamos más préstamos y que les avisaríamos si necesitábamos apoyo o asesoría en algún asunto puntual. Empezó de cero las iniciativas, los cálculos y las negociaciones con la Unión Nacional de Educadores (UNE), sin informarse y buscar antecedentes en el proceso que - con muchas dificultades y con un largo paro de por medio - habíamos avanzado. Volvió a discutir dentro del MEC el proyecto de Ley de Educación que ya había sido discutido y un documento con aportes enviado a la Comisión de Educación del Congreso Nacional. Dejó de lado el Plan de Análisis, Recuperación y Reasignación de Partidas Docentes al cual habíamos dado prioridad y para el cual habíamos dejado prácticamente toda la información recopilada y los mecanismos operativos para llevar el Plan a la práctica. Convirtió la "Minga Nacional por un Ecuador que Lee y Escribe" (que preparé para coincidir con la Década de las Naciones Unidas para la Alfabetización y para la que había trabajado una visión renovada de la lectura y la escritura dentro y fuera del sistema escolar) en una campaña de alfabetización de adultos. Jamás utilizó los materiales que dejamos listos, en el depacho, para la Campaña de Renovación Pedagógica que estábamos próximos a lanzar. Desestimó el proyecto de un Sistema de Educación Bidocente que habíamos propuesto para dar un impulso de calidad a la educación multigrado o unidocente en el país. Y, por supuesto, derogó de inmediato el decreto mediante el cual rebautizamos al MEC como Ministerio de Educación y Culturas - Culturas, en plural - a fin de destacar el carácter pluricultural del Ecuador y las bases de la interculturalidad.

El ahora exMinistro no tuvo siquiera la gentiliza de contestar la carta personal (incluyo copia, abajo) que le envié, a pocos días de haber salido yo del ministerio, en la que le ofrecía reunirme con él para informarle personalmente lo que habíamos hecho y lo que quedaba en el MEC.

Además del retroceso y la parálisis del MEC durante su gestión, quizás su acción más pública y notoria fue haber eliminado por decreto la celebración de Halloween en los planteles escolares, exaltando en su lugar el Día del Escudo Nacional.

Adiós, Ministro Morán. Confiamos en que vengan tiempos mejores para nuestra maltratada educación nacional.

Rosa María Torres del Castillo
exMinistra de Educación y Culturas

****************

Quito, 27 julio de 2003

Dr. Ottón Morán Ramírez
Ministro de Educación y Culturas
Presente.

Estimado Ministro:

Ahora que ha sido posesionado como nuevo Ministro de Educación y Culturas por el Presidente Lucio Gutiérrez, sustituyéndome en el cargo que me confió el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, me permito solicitarle una reunión de trabajo a fin de entregarle personalmente el Informe de Labores de Seis Meses de Gestión al frente de ese Ministerio, así como ponerle al tanto de los procesos y avances logrados y de los asuntos que quedan pendientes.

Seis meses al frente de cualquier Ministerio, y sobre todo del de Educación, son muy poco tiempo para la magnitud y complejidad de los cambios que es preciso instalar. En estos meses, hemos creado condiciones, abierto caminos e instaurado procesos que, si tienen la debida continuidad y profundización, permitan cosechar logros sustantivos y duraderos en los próximos años.

Le propongo que nos reunamos el próximo jueves 31 de julio en su despacho y que me conceda dos horas de su tiempo. Les he pedido a dos de mis asesores y colaboradores cercanos que me acompañen y participen en dicha reunión.

Quedo en espera de su respuesta.

Aprovecho para desearle éxitos en su gestión.

Saludos cordiales,

Rosa María Torres del Castillo
exMinistra de Educación y Culturas

Anecdotario: Acerca del machismo, la dirigencia y el poder



Quito, Mayo 2003.- Paro de la Unión Nacional de Educadores (UNE) y pleno proceso de negociación con el Presidente de la República, Lucio Gutiérrez, y dentro de la Comisión de Negociación (Ministros/as de Gobierno, Economía, Trabajo, Educación, y dirigencia de la UNE). El Ministro de las Platas, Mauricio Pozo, insistía en que no había dinero para incrementar ni el presupuesto de la educación ni los salarios de los maestros. Las protestas y manifestaciones de la UNE hasta ese momento habían ido dirigidas a quienes correspondía: el Ministerio de Economía y el Palacio de Gobierno. Yo, como ministra, y todos nosotros, como Pachakutik, respaldábamos el reclamo salarial de los maestros.

No obstante, a la mañana de ese día, un contingente de maestros/as movilizado por la UNE Provincial de Pichincha llegó al Ministerio de Educación y Culturas (MEC). El Presidente de la UNE de Pichincha, Alex Castro, lideraba la marcha y el coro de consignas. El estribillo preferido, que resonó esa noche a través de los canales nacionales de televisión, fue:

“Ministra, cochina,
ándate a la cocina”.

En la puerta del ministerio, los manifestantes entregaron a los guardias de seguridad una canasta con verduras en mal estado, dentro de la cual venía un papel con dedicatoria y el estribillo en cuestión.

A la noche, nueva reunión de la Comisión en el Palacio de Gobierno. Antes de comenzar la reunión, pedí la palabra. Les dije a los dirigentes de la UNE presentes - Ernesto Castillo, Alex Castro y Jorge Escala - que no estaba dispuesta a aceptar el doble juego de insultos televisados por la mañana y diálogos de negociación por la noche, que exigía de la UNE el mismo respeto que yo tengo por los maestros, además de un llamado de atención y una disculpa por el comportamiento del dirigente de la UNE Provincial. El Presidente Nacional de la UNE calló. El dirigente de la UNE Provincial enrojeció hasta las orejas. El Presidente de la República, cándidamente, preguntó:

- “¿Qué es lo que le dijo, Ministra”?

Le recité varias consignas que se habían gritado frente al Ministerio esa mañana, incluida la de “Ministra, cochina, ándate a la cocina”.

- “Es que usted ha de cocinar muy bien pues, ministra”, acertó a comentar, jocosamente, Gutiérrez.

Siguieron sonoras carcajadas de los presentes, todos hombres, todos ecuatorianos, todos en posiciones de liderazgo. No viene a colación relatar lo que dije y sucedió a continuación. En todo caso, la anécdota relatada es más que eso: es una estampa del machismo profundo - bravucón, desvergonzado, impune, cotidiano - que pervive en el Ecuador, desde el palacio de gobierno hasta el hogar más humilde, desde la dirigencia magisterial hasta el aula escolar, y del cual puede llegar a hacer gala el propio Presidente de la República. ¿Qué clase de país y qué clase de educación podemos construir con esta clase de líderes, anti-ejemplo de los valores y actitudes que deben cimentar una educación y una sociedad democráticas?

No basta con contar cuántas mujeres hay entre los expositores del panel, en puestos de dirección, en cargos de gobierno. El índice de equidad de género va mucho más allá de los conteos y el llenado de 'cuotas' femeninas; compromete a la calidad de las relaciones entre ambos géneros, a los modos como se vive y ejerce el poder y la autoridad por parte de unos y otras, y entre ellos.

Es preciso seguir hablando, denunciando y penalizando socialmente el machismo - el burdo y explícito, el de todos los días, el que no tiene vergüenza, se disfraza de sentido común o de chiste de mal gusto - y también el solapado, el que anida entre líneas, en imágenes, giros, interrupciones aparentemente inocuas, asimetrías de todo tipo.

Es preciso seguir luchando para construir un genuino sentido de igualdad entre los géneros, una sociedad donde las mujeres seamos valoradas, bien tratadas y respetadas no por ser mujeres sino por lo que somos, sabemos y somos capaces de hacer, por ser personas, seres humanos, ciudadanas, madres o profesionales con méritos propios.

No es ésta tarea solo para mujeres. Es fundamental la complicidad activa y militante de los hombres. Necesitamos hombres y mujeres que se indignen - no que se rían - frente a las estampas cotidianas del machismo naturalizado como 'cultura', que violenta no solo la dignidad humana sino el sentido común.

En este caso, no era yo - la ministra - la denigrada, sino las millones de mujeres (y de hombres) que, desde tiempos inmemoriales, han hecho de la cocina un oficio y un arte, una estrategia de supervivencia y un regalo de amor a los suyos. Yo, que no sé cocinar, escribo esto no en defensa propia sino en defensa de todas las mujeres y hombres humildes cuyo oficio y cuyo arte no tolera degradaciones.

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