Carta de despedida al personal del MEC


Rosa María Torres


En 2003, durante mi gestión al frente del Ministerio de Educación y Culturas (MEC) del Ecuador, escribí y circulé 84 comunicados dirigidos al personal del Ministerio. Este fue el Comunicado 84, de despedida. Todos los materiales de mi gestión fueron eliminados del sitio web del MEC -que inauguré- inmediatamente después de mi salida.
 


Comunicado 84

CARTA DE DESPEDIDA AL PERSONAL DEL
MINISTERIO DE EDUCACION Y CULTURAS (MEC)

Quito, 25 de julio de 2003

Estimad@s colegas:

Como saben y es de conocimiento público, el pasado lunes 21 de julio se me comunicó la decisión presidencial de removerme de mi cargo como Ministra de Educación y Culturas. No comentaré aquí acerca de esta decisión pues ya lo he hecho, y lo ha hecho todo el país, en los últimos días en los medios de comunicación.

Me habría gustado despedirme como corresponde, pero no me dio tiempo. Debí empacar en pocas horas y salir del ministerio ese mismo día. Cumplo ahora con esa despedida pendiente, a través de este mensaje electrónico – mi último Comunicado, el  número 85, dirigido a todos y todas ustedes. Envié un mensaje aparte de agradecimiento a quienes formaron parte de mi equipo cercano de colaboradores, dentro y fuera del despacho.

No tuve oportunidad de presentar el Informe de Seis Meses de Gestión, que había preparado para exponer al día siguiente en Cuenca, en el tercer seminario del gabinete, junto con otros seis ministros. Pensaba organizar una reunión especial en el MEC, a mi regreso de Cuenca, para presentar dicho informe en el auditorio, discutirlo con ustedes y recibir sus aportes. Cumplo al menos con enviarles ahora el informe, el cual pueden encontrarlo también en la página web del MEC junto con los otros informes de Subsecretarios y Directores Nacionales y Provinciales que llegaron hasta el día lunes.

Como dije siempre, acepté la función de ministra sabiendo que ésta es tarea sumamente compleja y de largo aliento, que lo que nuestro país necesita no son más reformas cosméticas sino un cambio educativo-cultural profundo, que tomará no un período gubernamental sino al menos una década de trabajo firme, sostenido y comprometido por parte de todos los ecuatorianos. Para visualizar e iniciar dichos cambios con sentido de estrategia, hay que tener la mirada puesta en al menos cuatro años de gestión, aún sabiendo que uno/a puede irse cualquier día, pues la política no respeta los tiempos de los procesos, las realizaciones y los cambios, mucho menos los tiempos del cambio educativo, como lo revela el récord de ministros y ministras de educación en nuestro país, y como lo ratifica mi salida de ese Ministerio.

Mi experiencia como ministra fue al mismo tiempo agobiante y gratificante. Así como encontré resistencias y hostilidades, ineficiencia y negligencia, comportamientos corporativos, rivalidades y relaciones personales dañadas por años de problemas institucionales intocados - como era de esperarse en una institución tremendamente burocratizada y disfuncional como la que ha devenido el Ministerio de Educación -, encontré también en muchos/as de ustedes colaboradores entusiastas, innovadores que no han tenido la oportunidad de desplegar sus alas, profesionales mal tratados y mal remunerados dispuestos a recuperar el sentido y la dignidad de su trabajo, y dispuestos a creer en la posibilidad del cambio. Le dediqué mucho tiempo al trabajo interno dentro del MEC, precisamente porque estoy consciente de que ministros, asesores y consultores somos “aves de paso” – como ustedes mismos dicen – y que quienes quedan, para reproducir lo viejo o para defender lo nuevo, son los funcionarios y el personal de planta del MEC. Sin un cambio institucional de fondo, que involucre a todas las estructuras e instancias del MEC, y al magisterio en su conjunto, no será posible avanzar hacia el cambio estructural que requiere la educación en nuestro país, y sobre todo la educación pública.  

Gracias a todos y todas quienes colaboraron con mi gestión y creyeron en mí, a los Directores Provinciales que enviaron puntualmente sus informes y, en los últimos días, cumplieron enviando los roles de pago de los planteles educativos de sus respectivas provincias (los cuales están siendo copiados para ser entregados al próximo Ministro, a fin de que siga adelante el plan de análisis y racionalización del sistema de partidas docentes). Gracias a quienes me han hecho llegar sus mensajes de respaldo y solidaridad, a quienes vinieron a despedirse personalmente, a quienes asistieron al acto de rendición de cuentas y presentación del Informe de Seis Meses realizado el martes 22 en Quito, a quienes me piden que continúe, desde donde esté, la tarea iniciada. Valoro todos y cada una de esos gestos, pues soy consciente de los comportamientos que genera el miedo político y el miedo institucional, el instinto de supervivencia, la necesidad de deslindarse cuanto antes de las viejas autoridades para congraciarse con las nuevas.

Llevo treinta años trabajando en el campo de la educación, luchando por una educación distinta para nuestro país y para América Latina. No dejaré de hacerlo. Soy especialista, investigadora, profesional de la educación. Esta experiencia ministerial me ha enriquecido y me ha enseñado mucho, me ha ratificado que sin cambiar la cultura política no es posible cambiar la educación, que es preciso replantear y cuestionar muchos de los supuestos simplistas en que se basan los pronunciamientos, los deseos y las propuestas de reforma educativa, de una educación de calidad para todos. La tarea continúa, pues, desde otros sentidos comunes y desde otros espacios. Sé que muchos y muchas de ustedes se unirán a este desafío, seguirán adelante y no permitirán que lo avanzado retroceda.    

Deben saber que he solicitado al Contralor General del Estado solicitando una auditoría general de mi gestión al frente del MEC, desde el 16 de enero hasta el 21 de julio de este año. Por otra parte, ahora que se ha nombrado al nuevo Ministro, estoy solicitando una reunión con él, que confío se concrete en el transcurso de esta semana, a fin de informarle personalmente acerca de lo actuado durante mi gestión, de lo realizado y de lo que queda por hacerse. Confío en su receptividad y sensibilidad. El país no puede permitirse más el eterno partir de cero y el tirar por la borda lo avanzado; reclama políticas de Estado, cambios estructurales, procesos de cambio sostenidos, voluntad política, conocimiento sólido, austeridad, transparencia, conciencia y amplio compromiso social para promover y afianzar dichos cambios.

Me permito asimismo recordarles que la casilla ministra@mec.gov.ec era mi casilla personal dentro del Ministerio y está siendo deshabilitada. Les ruego descontinuar su uso.

Seguiremos en contacto con muchos/as de ustedes a través del grupo electrónico debateducacion@gruposyahoo.com que estoy reactivando en estos días para retomar la reflexión, el debate y la acción en torno a la cuestión educativa en nuestro país.

A todos y todas, un saludo afectuoso.

Rosa María Torres del Castillo


Alumnos Clasificados

Gobiernos, expertos, organismos nacionales e internacionales involucrados en la educación vienen proponiendo una variedad de denominaciones para clasificar a los alumnos (niños, jóvenes, adultos). A las viejas nomenclaturas se agregan las surgidas a partir de la incorporación de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación).

Repasamos aquí algunas etiquetas

Abanderado
Se usa en algunos países para nombrar a los/las elegidos para portar la bandera, honor reservado a los "primeros" de la clase o la promoción, lugar que se decide en base a las calificaciones. En algunos casos se incluyen premios como lotes de libros, cupos preferenciales, celulaares, laptops, tablets, viajes, becas, entre otros.

Alumno 
Se dice de quien está en una situación de enseñanza. Términos asociados: discípulo, estudiante, educando, aprendiz.

Alfabetizando
Término usado para designar a quien está "en proceso de alfabetización". Se usa a menudo como sustituto a analfabeto, dada la fuerte carga negativa de este término.

Analfabeto
Se aplica a personas jóvenes y adultas (15 años y más) que no saben leer ni escribir (ni hacer operaciones mátemáticas por escrito). Muchos lo usan como equivalente a "ignorante" e incluso como insulto, dado el arraigado prejuicio contra el analfabetismo y el desconocimiento de esta condición. Suele clasificarse a las personas analfabetas en "puros o absolutos" y "funcionales", clasificación obsoleta pero que sigue usándose en el lenguaje político y también en el técnico. Se asume que los "puros o funcionales" nunca fueron a la escuela. Sobre "analfabeto funcional" ver abajo. Modernamente se le agrega adjetivos variados: digital, audiovisual, político, etc.

Analfabeto funcional
Expresión confusa y con diversas interpretaciones, usada de manera flexible y hasta ad hoc para designar a quienes no leen o escriben "bien" (según el criterio de quien opina o sentencia, en cada caso). Muchos asumen automáticamente como "analfabeto funcional" a quien no ha completado la educación primaria y especifican - sin que existan bases científicas para esto - menos de cinco años de escolaridad (algunos llaman a esto "educación incipiente", lo que podría llevar a pensar en la categoría de "educandos incipientes"). No obstante, como está comprobado, mayores niveles de escolaridad (educación secundaria e incluso universitaria) no aseguran necesariamente niveles suficientes de lectura y escritura. El mayor defecto del término "analfabeto funcional" es, a nuestro juicio, que no reconoce el avance: sigue llamándose "analfabeto" a quien avanzó respecto de su condición inicial.

Analfabeto digital
Se aplica, por extensión, a quien no sabe usar la computadora ni está familiarizado con las tecnologías digitales, aunque sepa leer y escribir. Reproduce el prejuicio que asocia "analfabetismo" con "desconocimiento" o "ignorancia". (De hecho, similares extensiones se aplican a casi todos los campos: "analfabeto político", "analfabeto emocional", "analfabeto verde", "analfabeto visual", etc.). Por extensión también, se habla de "alfabetización digital" (aunque se trata propiamente de educación o capacitación en...)

Aplicado
Se dice, en algunos lugares, del alumno o alumna estudioso, que tiene buenas calificaciones, y que en general se comporta según lo esperado por profesores, directivos y padres de familia. Adquiere denominaciones distintas en distintos países, algunas peyorativas ("matón", "traga", etc.), otras positivas (alumno talento, ejemplar, etc).

Carenciado
Se usa, especialmente en Brasil, para referirse a alumnos que viven en "barrios carenciados", o sea, en barrios que "carecen" (de condiciones adecuadas para vivir), o sea, en barrios pobres. De este modo, las características del contexto se trasladan como propias del sujeto-alumno. Ver también "en situación de riesgo", "en situación de desventaja social", "en situación especialmente difícil", "desfavorecido", "vulnerable".

Con bajo rendimiento escolar
Con esta expresión se designa a quienes obtienen bajas calificaciones en pruebas y exámenes nacionales o internacionales, así como en otros rubros valorados en el medio escolar (participación en clase, cumplimiento de tareas, incluso comportamiento y disciplina). Buen rendimiento escolar no necesariamente implica aprendizaje.

Con déficit de atención (Ver "hiperactivo").

Con dificultades de aprendizaje
Se aplica a las/los alumnos que no responden a las expectativas (ritmos, estilos de aprendizaje) de quienes les enseñan. Algunas veces puede basarse en un diagnóstico fundamentado que revela en efecto alguna condición que dificulta el aprendizaje; a menudo, sin embargo, no media ningún diagnóstico científico. No existe, como correlato, la expresión "dificultades de enseñanza", pese a que frecuentemente las dificultades están del lado de la enseñanza antes que del lado del aprendizaje.

Con necesidades de compensación

Se refiere a los alumnos que integran el amplio paquete de categorias mencionadas a continuación y cuyo denominador común es la idea de déficit.

Con necesidades educativas especiales
Se atribuye por lo general a alumnos/as con algún tipo de discapacidad física o mental. En ocasiones coincide simplemente con los catalogados como "con dificultades de aprendizaje" (ver arriba). También se aplica, en muchos lados, a alumnos con aptitudes intelectuales superiores. Ver "superdotado".

Con rotacismo
Se refiere al alumno que no pronuncia bien el fonema /r/.

Con sobre-edad (o extra-edad)
Se denomina así a los alumnos y alumnas cuya edad está dos años por encima de la de los demás alumnos de la clase, según lo establecido como "norma" en cada caso. En los sistemas y mentalidades escolares convencionales, la diversidad de edades dentro de un grupo se considera un problema social y pedagógico, aceptable solo en escuelas multigrado (unidocentes, no seriadas) a las que asisten por lo general los pobres en zonas rurales de muchos países. Paradójicamente, la no segregación por edades se da también en programas y escuelas innovadores, alternativos, que convierten la heterogeneidad en recurso antes que en problema.

Desertor
Dícese del alumno o alumna que el sistema social no logra acolchonar y/o que el sistema escolar no logra retener, por razones económicas o familiares (la pobreza, unida al incumplimiento del derecho a la gratuidad de la educación, obliga por ejemplo a las familias al trabajo infantil), o bien por razones pedagógicas (aburrimiento de los alumnos en clase, falta de sentido de la educación escolar). El término estigmatiza ("desertor" tiene carga negativa, oficialmente en la institución militar) y coloca el problema del lado del alumno. En verdad, más que un acto de deserción, se trata de un elaborado proceso de expulsión.

Desfasado (Ver "con sobre-edad").

Desfavorecido (Ver "en situación de riesgo", "en situación de desventaja social", "en situación especialmente difícil", "vulnerable").

En situación de riesgo
Sirve para nombrar a quienes viven en situaciones y contextos de pobreza, desempleo, violencia, etc. A menudo, sustituye simplemente al vulgar "pobre". Ver también "vulnerable", "desfavorecido", "en situación de desventaja social", "en situación especialmente difícil".

En situación especialmente difícil (Ver "en situación de riesgo", "vulnerable", "desfavorecido", "en situación de desventaja social").

Excluido
Se llama así a quien está fuera del sistema (escolar, social). La medida que se le aplica es la "inclusión".

Hikikomori (aislado, en Japón)

Se denomina así, en Japón, a los jóvenes que se aíslan socialmente, tanto del sistema escolar como de la familia y de la sociedad. Pueden encerrarse por meses y años en sus habitaciones. El detonante de este aislamiento es el haber decidido abandonar la escuela, lo que es generalmente condenado tanto por sus familias como por la sociedad.

Hiperactivo
Se identifica así a niños y niñas que tienen no sólo exceso de actividad motora sino lo que se conoce hoy como "Síndrome de déficit de atención". A menudo, la hiperactividad se juzga solamente a partir de observar la conducta de los alumnos, no de diagnósticos médicos. Niños inquietos, traviesos, pueden fácilmente ser catalogados de "hiperactivos", asumiendo que se trata de un trastorno de conducta de origen neurológico.

Huérfano digital
Término sugerido para referirse a niños y jóvenes con padres que se desentienden de su vida digital, por falta de acceso, desconocimiento o prejuicio respecto de las TICs. El control de personas adultas se aconseja como fundamental para evitar los múltiples riesgos a los que están expuestos hoy niños y jóvenes en Internet.

Indigo
Con este término (polémico), utilizado en el marco de la llamada "Corriente New Age (Nueva Era)", se designa en ocasiones a alumnos/as que se considera tienen algunas capacidades distintas o superiores, entre ellas la hiperactividad, la creatividad, etc.

Inmigrante (alumnado de nacionalidad extranjera)
Esta categoría cobra especial relevancia a raíz de las nuevas olas migratorias. Para dar atención a la diferencia, que incluye otras culturas y a menudo otras lenguas, se crean políticas y programas de "integración" (por ejemplo, las "aulas de acogida").

Inmigrante digital
Se refiere a quienes han nacido después de la aparición de las tecnologías digitales, quienes se supone tendrán dificultades para aprender a manejarlas, a diferencia de los llamados "nativos digitales". Se aplica a alumnos atendidos dentro del ámbito de la educación de adultos.

Multirepitente
Se llama así a quien ha repetido varias veces el año. Ver "repetidor" o "repitente".

Nativo digital
Se aplica por lo general a las y los nacidos con posterioridad a 1979, después de la aparición de las tecnologías digitales, asumiéndose generalmente que estos tienen (a) acceso a dichas tecnologías y (b) capacidades innatas para manejarse con ellas, a diferencia de generaciones anteriores. De hecho, ambos supuestos son equivocados: millones de niños y jóvenes en el mundo no tienen acceso a las TIC e incluso a tecnologías anteriores, y aún quienes tienen acceso a éstas (en la escuela y/o en el hogar) no necesariamente las manejan bien, como lo evidencian los resultados de la prueba PISA 2009 sobre lectura digital. Definiciones más recientes catalogan como "nativos digitales" a jóvenes entre 15 y 24 años que han pasado al menos 5 años de forma activa utilizando Internet y concluyen que solo 30% de los jóvenes de esa edad en el mundo son nativos digitales.

Ni-Ni
Abreviatura con la que se designa en años recientes a jóvenes que ni estudian ni trabajan (asumiéndose que esas son las dos únicas opciones vitales de los jóvenes). Hay "ni-ni"s en todas las clases sociales: en sectores pobres, la razón fundamental suele ser la pobreza y la falta de oportunidades; en sectores ricos, son obviamente otros los factores (familiares, sociales, morales) que entran en juego. Los "ni-ni", por definición, no estudian; cuentan en esta clasificación más bien como "alumnos-que-fueron" y/o "alumnos-por-recuperar".
- Muchos (sobre todo mujeres) hacen tareas domésticas, pero el trabajo doméstico - como es usual, y equivocado - no se valida como trabajo. Se afirma, por ejemplo, que en América Latina y el Caribe 21,8 millones de jóvenes no estudian ni trabajan, pero en ese número se incluyen 12 millones que se dedican a quehaceres domésticos. (Informe OIT 2014: Trabajo decente y juventud en América Latina).
- Investigadores en México han propuesto dejar de hablar de jóvenes "ni-ni" y pasar a hablar de jóvenes "sin-sin", o "no-no", marcando el despojo más que la simple falta de...
- A los "ni-ni" se contrapone actualmente los "sí-sí",  jóvenes descritos como "cool hunters, trendsetters y emprendedores".
- La ONU estima que hay 60% de jóvenes entre 14 y 24 años en el mundo no estudian ni trabajan (Estado de la Población Mundial 2014: Los adolescentes, los jóvenes y la transformación del futuro, UNFPA, 2014).

No favorecidos
Dícese (hasta donde sabemos en el Ecuador, tal vez también en otros países) de los alumnos que no obtienen cupo en el o los planteles públicos que les corresponde por zonificación, y cuyas familias deben por ende hacer colas y rogar hasta conseguir cupos en otros planteles.

Proveniente de minorías étnicas
Se refiere a alumnos indígenas, provenientes de pueblos o nacionalidades indígenas, con sus propios derechos, culturas y lenguas. También se aplica a alumnos afrodescendientes. Se usa el término "minorías" aún en los casos en que son mayorías, en varios países. Cuando hay más de una lengua en juego, se les ofrece a menudo programas de "educación intercultural bilingüe".

Rechazado (o excluido) 
Se usa en México (posiblemente también en otros países) para quienes son dejados fuera de la universidad. Año con año, miles de jóvenes no logran entrar pues no alcanzan los cupos o bien porque no logran los puntajes requeridos en el examen de ingreso. Cada año se sabe que la mayoría quedará afuera y que arreciarán las protestas. Los rechazados cuentan ya con su propia asociación.

Repetidor (o repitente)
Se llama así al alumno o alumna que, por diversas circunstancias, es obligado a repetir el año escolar. La repetición no siempre está asociada a rendimiento escolar insuficiente. En muchos sistemas escolares, la decisión depende en gran medida de los profesores y puede basarse en criterios subjetivos y ad-hoc. A su vez, repetir el año no resuelve el problema que llevó a repetir en primera instancia, implica un desperdicio de recursos y termina siendo a menudo el preludio del fracaso escolar. Ver "desertor". En América Latina se habla de una "cultura de la repetición".

Rezagado o "con escolaridad inconclusa"
Se dice que quien que no ha completado el nivel escolar considerado básico o deseable, definido en cada caso o país (puede incluir desde la alfabetización hasta el fin de la educación secundaria e incluso postsecundaria). En versiones coloquiales de la cultura escolar se tilda de "rezagado" al "lento" o al que va "retrasado" respecto de los demás. Para lidiar con el "rezago" se diseñan políticas, programas y planes "compensatorios" (de "compensacion", "aceleración", etc.). El país latinoamericano donde está más extendido e institucionalizado el término "rezago educativo", desde hace mucho, es México. Otros países lo vienen adoptando. La frase usual es "abatir el rezago educativo".

Superdotado
Se considera tal a los alumnos/as que tienen una inteligencia superior a la media. También ellos tienen necesidades educativas especiales. Las reivindicaciones de "educación inclusiva" no suelen aplicarse a este grupo, para el que más bien se reclma por lo general trato aparte y con pedagogías especiales. La teoría de las inteligencias múltiples vino a plantear cambios en esta concepción tradicional de la inteligencia y el cociente intelectual que solo mide un aspecto de la inteligencia de una persona.

Vulnerable
(Ver "en situación de riesgo". Ver también "en situación especialmente difícil").


¿Falta algo?

Para saber más
Basta de etiquetar a los niños, basta de ganar dinero a sus expensas


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Historias de docencia y heroísmo (Nuevo León, México)


Un minivideo filmado con su teléfono celular por una maestra mexicana de preescolar y subido por un amigo suyo a YouToube, adquirió fama internacional en pocas horas. La historia periodística perfecta en los tiempos que corren: violencia, drogas, ajuste de cuentas, matanza y heroísmo, entreverados con escuela, niños y tecnologías, y con final feliz para la maestra y los niños.

El kinder está ubicado en uno de los barrios más violentos de Monterrey, capital del Estado de Nuevo León, desangrándose en medio de la disputa entre carteles de la droga.

Cuando empezó la balacera, que terminaría con saldo sangriento de heridos y muertos, la maestra Martha Rivera Alanías, puertas adentro de su aula, pidió a sus pequeños que se mantuvieran con la cabeza pegada al suelo y que cantaran con ella una canción. Entretanto, ella grababa la escena con su celular. Fue gracias a esa grabación que el episodio pasó a ser evento público, noticia.

Balacera en las afueras del jardín de infantes
en La Estanzuela, Monterrey
La maestra Martha fue homenajeada como Maestra Ejemplar por el gobernador y otras autoridades de Monterrey y de Nuevo León, destacada en los medios nacionales e internacionales, y obviamente agradecida por las familias de los niños.

Preguntada por los periodistas por qué hizo lo que hizo y por qué, en circunstancias tan dramáticas, decidió usar su celular para filmar lo que ocurría dentro del aula, ella explicaba con naturalidad que la suya es una "Escuela de las tres S: Saludable, Sustentable y Segura", programa de la Secretaría de Educación Pública del Estado, que ella está a cargo de la Escuela Segura y que documentar su trabajo es algo requerido por sus superiores. En el clima de violencia que vive México y la ciudad de Monterrey concretamente, las escuelas ejercitan con regularidad simulacros de este tipo. Aprender a cuidar la propia vida y la de los alumnos frente al crimen organizado ha pasado a ser una tarea más asignada a la escuela y una "competencia" más esperada de los docentes.

Millones de maestras y maestros en el mundo conviven cotidianamente con la violencia y pasan a ser, como la maestra Martha, protagonistas de historias de vida o muerte. Como es sabido, en situaciones de guerra y conflicto, escuelas y maestros suelen estar entre los blancos preferidos. En Estados Unidos, las escuelas son lugares elegidos para las matanzas con armas de fuego en los últimos años.

Están además las pequeñas-grandes hazañas de millones de maestras y maestros que lidian con esa otra forma de violencia cotidiana y naturalizada que es la pobreza: historias de compromiso, entrega, dedicación, sacrificio, a menudo inadvertidas o protegidas en la memoria y el recuento oral de cada familia, de cada escuela, de cada pueblo, algunas convertidas en reportajes periodísticos o en libros, varias llevadas a la pantalla. Historias extraordinarias que los propios maestros tienden a ver como ordinarias, como parte del oficio. Historias privadas, que quedan en el anonimato, sin documentarse y sin que nadie sepa de ellas.

Si cada maestro o maestra registrara por escrito sus historias y si además tuviese un dispositivo elemental para fotografiar o filmar, ¡cuántas cosas saldrían a la luz! Historias de humanidad, de generosidad, de grandeza, que son parte de la vida escolar, pero que rara vez afloran, sepultadas bajo esas otras historias, las del desencanto, la frustración, el fracaso. De hecho, cuando la cámara de fotos o de video entra a la escuela es para vigilar antes que para documentar, para verificar normas y números antes que para hacer contacto con las personas, sus realidades y relaciones.

Se pide a los maestros que sean investigadores y profesionales que reflexionan permanentemente sobre su práctica, pero no se les facilita las habilidades y equipamientos mínimos para hacerlo. Como vemos, un celular en manos de una maestra o un maestro puede ser una herramienta de trabajo, de sistematización, de investigación, de comunicación, de salvación. Nadie sabría hoy de la maestra Martha y de su hazaña si no hubiese tenido un celular a mano y alguien que le explicara la importancia de subir el video al Internet.


Para saber más
ONU adopta resolución para proteger escuelas en zonas de conflicto - Centro de Noticias ONU, 12 julio 2011
▸ UNESCO, Informe de Seguimiento de la Educación para Todos (EPT) en el Mundo - Informe 2011: Una crisis encubierta: conflictos armados y educación

Otros textos míos relacionados en OTRA∃DUCACION

Facundo Cabral, cantor

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Rosa María Torres

"Cantante es el que puede, cantor es el que debe"


Iba a tomar el microbus del hotel que lo llevaría hacia el aeropuerto, pero aceptó el aventón del empresario nicaragüense que le contrató para dar una serie de conciertos en Guatemala y Nicaragua. Y así le sorprendió la muerte, con toda la violencia y la saña de que son capaces los sicarios y los narcos, con despliegue de vehículos, armas, sangre fría.

Cabral fue asesinado hoy. "Vagabundo first class", como se autodefinía, hombre bueno, sencillo, espiritual, bohemio, autodidacta, cantor de la vida y de la libertad, amigo de la Madre Teresa, "Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires", "Mensajero Mundial de la Paz" de la UNESCO en 1996 y candidatizado al Premio Nobel de la Paz en 2008.

En entrevistas en distintos lugares y momentos había dicho que imaginaba morir en Londres, Buenos Aires, Mar del Plata, Quito o Chicago. Pero fue en Guatemala - uno de los diez países con más asesinatos en el mundo - y en circunstancias que posiblemente nunca imaginó. Su muerte conmociona y convoca a una lucha sin tregua contra la violencia.

Homenaje a Facundo Cabral - Bonil, Ecuador
Mundialmente conocido por algunas de sus canciones más famosas como "Vuele bajo", "No soy de aquí ni soy de allá" (más de 700 versiones en 28 idiomas) o "No estás deprimido, estás distraído", muchos crecimos con Cabral, con sus canciones que explicaban injusticias, sacudían rebeldías y humanidades.

Patrimonio cultural y político de la Argentina y de América Latina toda, merece ser conocido y escuchado por los jóvenes de hoy y por los adultos que no lo conocieron antes.

Su vida - historia de fenomenales durezas y resiliencias - tiene enseñanzas importantes para todos. Muestra formas alternativas de pensar, ser, convivir y hacer, con coherencia, con poesía, con música, con desparpajo, con buen humor.

Sus canciones, sus entrevistas, sus historias, desbordan ese especial 'sentido común' nada común que ilumina lo invisible y desafía las convenciones.

Nuestro homenaje a Facundo Cabral, ser humano, poeta y trovador cuya vida fue pareciéndose cada vez más a sus canciones, como le había dicho su madre antes de morir.

Quito, 9 julio de 2011
(Día de la Independencia de Argentina)


Frases tomadas y organizadas a partir de @Cabralquotes y de algunas de sus canciones

Mi vida 

"No soy de aquí, ni soy de allá".
"Fui analfabeto hasta los 14 años. Por eso cuando me dicen ‘no puedo’, yo les digo ‘no jodas’".
"No se leer ni se escribir pero atención, yo se de mi. Yo no vendo, yo no compro y por eso soy feliz".
"Fui mudo hasta los 9 años, analfabeto hasta los 14, enviudé trágicamente a los 40 y conocí a mi padre a los 46".
"Como no tengo una mujer vivo con todas, como no tengo una casa vivo en el mundo".
"Perdóname Señor, pero a veces me canso, de ser un ciudadano".
"Mi madre decía: 'Yo me hago cargo del presente, el futuro es asunto de Dios'". 
"Mi madre poco antes de morir, me dijo: 'Muero contenta porque cada vez te pareces más a lo que cantas'".
"Mis amigos psicoanalistas se burlaban de mi complejo de Edipo hasta que conocían a mi madre".
"Yo sigo caminando por el mundo que, a pesar de tanto homicida y tanto suicida, sigue siendo un paraíso".

La vida
"Vive de instante en instante, porque eso es la vida".
"De la cuna a la tumba es una escuela; por eso lo que llaman problemas, son lecciones".
"Bienaventurado el que no cambia el sueño de su vida por el pan de cada día".
"Vuele bajo porque abajo está la verdad, esto es algo que los hombres no aprenden jamás".
"Cuida el presente, porque en él vivirás el resto de tu vida".
"Tenemos derecho a la palabra, a la memoria, a la canción negada, a la letra proscrita, al sueño sublevado".
"No digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio ¡y te lo recordará cada vez que lo intentes!".

Ricos y pobres

"Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo".
"El rico no es el que más tiene sino el que menos necesita".
"Bienaventurados los pobres poque de ellos es el Reino de los Cielos que, si se me permite y de ello doy fe, incluye a la tierra".

El amor

"Ama hasta convertirte en lo amado; es más: hasta convertirte en el amor".
"Allá va la mujer que me gusta.. con el hombre que le gusta..."
"Si estás poblado de amor no podés tener miedo porque el amor es valentía. Yo me crié en la violencia, con siete hermanos, nueve años en el desierto y cuatro de ellos murieron de hambre y de frío. Me crié con la violencia, luego la dictadura, el abandono de mi padre..."

La música
"Cantante es el que puede, cantor es el que debe".

"Cuando un pueblo trabaja Dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, dios lo ama".
"Manos para la guitarra y para acariciar, No para pedir limosna y menos para matar"

La felicidad
"Y poque hago solo lo que amo yo soy un hombre feliz".
"No tengo que estar atento ni a la Bolsa de Hong Kong ni a la Moda de París".
"La felicidad no es un derecho, es un deber, porque si no sos feliz estas jodiendo a todo el barrio".
"Traigan el vino y los tambores, desaten a la alegría, liberen a la pasión".
"Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos, y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida".
"San Franciso decía lo que quizás es la clave de la felicidad: 'Deseo poco y lo poco que deseo, lo deseo poco'".

La muerte

"La muerte me está siguiendo desde el día en que nací, pero va a costarle mucho interrumpir mi vivir".
"El honor más grande que puede tener un guerrero es morir asesinado por defender sus ideas. Una gripa no hubiera sido justo".
"No es difícil revivir a alguién (pocos están del todo muertos), basta con soplar sus cenizas para que revivan sus llamas".
"Gracias a mi obra, mi tiempo se extenderá en los demás, por eso cada cosa que escribo es un dibujo en la eternidad".
"El tumor te mata pero muere contigo y no siempre te mata. A veces te despierta".
"Para mí la muerte nunca fue un tema serio. Más bien es excitante la idea de la gran hembra, la muerte".

Las armas

"Pregunté a un viejo Tarahumara porqué no usaban armas para defenderse y me dijo: Si las armas fuesen necesarias, habríamos nacido con ellas".

No soy de aquí, ni soy de allá (música y letra de Facundo Cabral)

        Me gusta el sol, Alicia y las palomas,
el buen cigarro y la guitarra española,
saltar paredes y abrir las ventanas
y cuando llora una mujer.
No soy de aquí ni soy de allá
no tengo edad ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad.
Me gusta el vino tanto como las flores
y los conejos y los viejos pastores
el pan casero y la voz de Dolores
y el mar mojándome los pies.
No soy de aquí ni soy de allá
no tengo edad ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad.
Me gusta estar tirado siempre en la arena
o en bicicleta perseguir a Manuela
o todo el tiempo para ver las estrellas
con la María en el trigal.
No soy de aquí ni soy de allá
no tengo edad ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad.


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Facundo Cabral (1937-2011) - Wikipedia
Página en Facebook
Asesinan en Guatemala al cantante argentino Facundo Cabral (+ fotos y video) - Cubadebate, 9 julio 2011
Facundo Cabral: un artista que hizo historia con su guitarra- Juventud Rebelde, tomado de CubaDebate, 9 julio 2011
Chaplin, Marceau… y Facundo Cabral - Lil Rodríguez, Cubadebate, 9 julio 2011
"No soy de aquí, ni soy de allá" - La Nación, Argentina, 9 julio 2011
La leyenda de Facundo Cabral, por Leila Guerriero - Prodavinci, Chile, 9 julio 2011
La última entrevista de Facundo Cabral a RPP Noticias
(audio, 18 julio 2007) - Perú, 9 julio 2011
La vida de Cabral será llevada al cine por una productora de Colombia - CNN México, 9 julio 2011
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Y colorín colorado, este cuento nos ha atormentado...



(Libros infantiles y lectura en el aula de clase)

- “Voy a leerles un cuento que les va a gustar. Pero, eso sí: si empiezan a platicar y se distraen, suspendo el cuento. ¿Oyeron?”.

Así introduce la maestra la lectura de Los Diez Amigos, librito infantil, texto y dibujo de Ziraldo, referido a los diez dedos de las manos. Niños y niñas de primer grado, en una escuela pública de la ciudad de México, son los que -atentos y súbitamente quietos y silenciosos- se aprestan a escuchar. Distraerse o platicar, ya saben, tendrá consecuencias.

Lo que voy a transcribir aquí es lo que ocurrió en los 40 minutos subsiguientes a este anuncio: la lucha de una maestra consigo misma, con el libro y con los niños, sin tener clara la estrategia a seguir, sin una comprensión cabal de la naturaleza del texto y del acto de lectura. Incomprensión y frustración de lado a lado a partir de algo que arranca del entusiasmo y la buena voluntad de una maestra, y que termina convirtiéndose en tortura para ella y para los niños. Así empiezan y terminan, por desgracia, muchas ilusiones escolares de maestros y maestras, muchas ilusiones escolares de niños y niñas.

Episodios escolares como éste permiten entender la complejidad de verbos dados por simples como enseñar, aprender, leer, comprender, y acercarnos, aunque sea superficial y episódicamente, a las batallas que libran millones de maestros cada día en las aulas, incomprendidos en sus necesidades y en su labor, mal equipados para encarar la misión que la sociedad les asigna, pasto de la ideología educativa convencional y compartida en torno a temas claves relacionados con su tarea como son la infancia, la enseñanza y el aprendizaje, la relación maestro-alumnos, la lectura y la escritura, el libro, la tarea escolar, la atención, la comprensión, el manejo del tiempo, del silencio, de la risa. La formación y capacitación docente refuerza, antes que explicita y revisa, los supuestos que son parte del sentido común de la educación, un sentido común que niega a los maestros la posibilidad de visualizar y hacer lo que, en realidad, como educadores, quisieran para sí mismos y para sus alumnos. El aislamiento del trabajo pedagógico y el tabú construido en torno al mismo en el medio escolar, impide a los maestros distanciarse de su práctica, compartirla y acceder a la de sus colegas para, juntos, como profesionales de la enseñanza, hacer lo que yo tuve el privilegio de hacer durante esos 40 minutos - observar, reflexionar, pensar, tomar notas- y tengo el privilegio de hacer ahora: escribir para compartirlo con otros maestros, sabiendo el valor que tiene para un maestro la reflexión en torno a la actuación de otro maestro.

Antes de dar la voz a esta maestra y a sus alumnos, es importante explicar algunos elementos referidos al texto de lectura seleccionado en este caso, en tanto de aquí derivan algunas de las complicaciones e incomprensiones que tienen lugar durante y después de la lectura.

No todo lo que se escribe para niños pequeños es cuento, y éste, en particular, no lo es, aunque la maestra lo llame tal. Se trata de un diálogo entre los dedos de la mano, diálogo que tiene por objeto enseñar a los niños los nombres de los dedos y sus funciones. No hay pues estrictamente una trama o una historia. Manejar esto como un cuento, sin diferenciar los tipos de textos de lectura, es precisamente uno de los problemas que la maestra y los niños encontrarán al solicitar ella insistentemente a los niños que resuman “de qué se trata el cuento”.

El diálogo entre los dedos se apoya en texto e ilustración. Ambos están interconectados y se complementan: es difícil entender el texto sin mirar los dibujos, a la vez que estos, por sí solos, no conducen al texto. No es ésta, por tanto, la clase de texto que se presta para una lectura colectiva en voz alta por parte de una sola persona en posesión de un único libro. No tener esto claro, o no advertirlo a tiempo, es otro de los problemas que enfrenta esta maestra. Problema que, en definitiva, tiene nuevamente que ver con la falta de manejo de materiales de lectura y de  reflexión en torno a los mismos para fines de lectura en el aula.

- “¿Qué dicen: leo el cuento o nos ponemos a trabajar?”, pregunta la maestra, esperando -como es obvio- una única respuesta. Con lo cual, además, deja claro que, para ella, leer un cuento no es trabajo escolar.
- “!El cuento!”, gritan todos a una.
- “El cuento se trata de una de las partes de nuestro cuerpo. A ver, ¿quién atina?”, pregunta la maestra, iniciando de este modo un juego de adivinanzas con los niños.
- “De la cabeza”, dice un niño.
- “No”.
- “De los brazos”, dice una niña.
- “Por ahí vas”.
- “De las piernas”, dice otra.
- “Ya te perdiste”.
- “De las manos”, dice un niño.
- “Ya vas cerca”.
- “¡De los dedos!”, aciertan varios.
- “Eso es: de los dedos. Les vamos a llamar amigos...”, dice la maestra, buscando acercar a los niños al título del libro. “¿Cuántos amigos tienen ustedes?”.
- “¡Diez!”, gritan los niños.
- “Y si quito una mano, ¿cuántos amigos me quedan?”, aprovecha la maestra para desarrollar la clase de Matemática.
- “¡Cinco!”, gritan unos cuantos.
- “Ahora sí, me atienden”, dice la maestra sentándose en su pupitre, esta vez aparentemente dispuesta a arrancar con la lectura.
- “Atiendan bien, que voy a preguntar, ¿eh?”, agrega. Con lo cual, de un plumazo, borra toda posibilidad de escuchar el anunciado cuento por el simple placer de escucharlo, advirtiendo a los niños que están frente a una auténtica tarea escolar, que deben escuchar y comprender para ser evaluados.
- “El cuento se llama Los Diez Amigos", lee en la portada. Los niños se acomodan en los asientos. Algunos están semiparados, ansiosos por empezar.
- “¿Cómo se llama el cuento?”, quiere verificar la maestra.
- “¡Los Diez Amigos!”, repiten todos en coro.
Empieza ahora sí la lectura en voz alta:

Había una vez un dedo tan menudito que se llamaba Meñique.
Este Meñique tenía cuatro hermanos que se llamaban Anular, Medio, Indice y Pulgar.

- “¿Alguna vez ustedes les han puesto nombre a los dedos?”, pregunta la maestra, buscando conectar la lectura con la experiencia de los niños y, de paso, mantener viva la atención.
- “No”, dicen los niños.
- “Bueno, entonces de tarea para mañana me van a poner nombre a los dedos”. Primera tarea, primer signo claro de que el cuento no será tratado sólo como objeto de lectura sino como carnada para tareas escolares.

Meñique era muy juguetón, un dedo muy travieso, y vivía metiéndose en donde nadie lo llamaba. (El dibujo muestra a Meñique metiéndose el dedo en la ternilla de la nariz)

- “¿En dónde creen que se metía?”, pregunta la maestra, probando atención y comprensión al mismo tiempo.
- (Silencio).

Los niños ya no siguen la lectura, ya han perdido interés. Más de uno no debe entender de qué se está hablando, pues no conocen los nombres de los dedos y, por tanto, de los personajes centrales del cuento. La prueba es que, esta vez, los niños no intentan siquiera adivinar.

- “En donde nadie lo llamaba”, se contesta a sí misma la maestra. Los niños quedan sin saber cuál es ese lugar "en donde nadie lo llamaba". Mostrar el dibujo bastaría para aclararlo, pero a la maestra no se le ocurre hacerlo. Sigue leyendo:

Un día, Meñique tuvo una gran idea:
- ¡Vamos a jugar al teatro!
y agregó con voz de pito:

Los niños se ríen al escuchar el "voz de pito". 
- “A ver, no se distraigan”, reclama la maestra al escuchar las risas. En verdad, los niños ya estaban distraídos; el “voz de pito”, por el contrario, ha recuperado su atención. Pero la maestra -como la mayoría de maestras, como la mayoría de adultos tratando de enseñar a niños- percibe el asunto al revés, pues la risa tiene mala reputación en la pedagogía.

- ¡Yo voy a ser el enanito!
- ¡Yo quiero ser el Rey!, gritó Anular, y se puso los anillos de oro que tanto le gustaba usar.
- ¡Pues yo voy a ser un soldado!, dijo Medio, y se puso un dedal en la cabeza, que parecía un casco blindado.
- ¡Yo quiero ser el guía!, exclamó Indice, porque le encantaba señalar por donde iría.

- “¿Con qué dedo señalamos?”,  pregunta la maestra.
- “Con éste”, dicen los niños, mostrando diferentes dedos: algunos muestran el índice, otros el pulgar, otros el medio. Pero la maestra no ve lo que los niños muestran. Ha lanzado una pregunta al aire, simplemente para mantener a lo largo de la lectura este “diálogo” con los niños que la deje segura de que ellos están allí, de que ella está en control de la clase. Sigue leyendo:

- Bien, muy bien, dijo Pulgar con voz de matachín.
- Yo seré el villano. Pueden llamarme Cipriano.
Y dicho esto, apresó a sus cuatro hermanos en lo hondo de la mano.
(El dibujo muestra la mano convertida en puño).
- Quiero ver cómo se escapan, jo-jo.

Los niños se han desconectado ya totalmente. Varios están hurgando en sus mochilas, una niña hojea un cuaderno, dos o tres escriben o dibujan, la mayoría se mueve en sus asientos. La maestra sigue leyendo impasible.

Por ahí se oyó una orden:
- ¡Basta!
- ¡Suelta a tus hermanos!
En una mano cerrada pueden morir asfixiados.
(El dibujo muestra la mano nuevamente abierta).
- ¿Quiénes son ustedes?, preguntó Pulgar con voz de villano.
- ¡Nosotros somos los dedos de la otra mano!
- ¡Yo me llamo Chiquito-y-bonito!, dijo el más bajito.
- Yo soy el Señor-del-anillito, dijo el vecino.

- “Carla, ¿por qué le dice el chiquito que es el vecino?”, agarra la maestra por sorpresa a Carla, que está recogiendo un lápiz del suelo.
- “Por los anillos”, responde Carla, atolondrada.
- “A mi mamá le gustan mucho los anillos”, aporta espontáneamente un niño sentado cerca de Carla. Imposible saber qué lleva a este niño a voluntariar un comentario, en un encuadre que -todos los niños lo saben- sólo admite la pregunta y la respuesta. Sin darse por aludida con las disquisiciones sobre los anillos, la maestra continúa la lectura.

- ¡Yo soy el Tonto-y-loco!, dijo el grandote, que no era ni tonto ni loco.
- ¡Yo soy el escarbamocos!, dijo el que tenía cara de goloso.

Niños y niñas se ríen y hacen caras de asco al oír la palabra ”escarbamocos”.
- “Esa es una mala costumbre. En sus casas deben corregirles”, aprovecha la maestra para introducir la clase de Buenas Costumbres.
- “Mi mamá me pega cuando me meto el dedo en la nariz”, comenta un niño, congraciándose con la maestra. Pero ella retoma, inmutable, la lectura:

- ¡Y yo soy el Mata-piojos!, dijo el gordito que tenía nombre, voz y cara de maloso.

Algunos niños se ríen con lo del ”Mata-piojos”.
- “Atiendan, que no estamos jugando”, aclara la maestra, por si acaso a algún niño o niña le quedara aún alguna duda al respecto. La risa, definitivamente, no cabe para la maestra como respuesta natural de los niños frente a la lectura. No puede percibir en la risa la buena nueva que revela que lo niños han hecho contacto y que comprenden. 

- ¡Mucho gusto!, dijeron todos.
Luego se abrazaron y uno a uno se preguntaron:
- ¿A qué vamos a jugar?
(El dibujo muestra las dos manos entrelazadas).
- Yo quiero jugar a Pipis y Gañas.
- Yo a las manitas calientes.
- ¡Mejor toquemos la flauta!
Todos tenían mil ideas y hablaban sin parar.
Pero Tonto-y-loco habló más alto, y los otros escucharon:
- Todos nosotros somos todos los dedos de las dos manos. ¡Entonces!
- ¿Por qué discutimos tanto a qué jugaremos, si todos juntos, juntitos, del más grande al más pequeño...
... a todo podemos jugar!

- “Y colorín colorado..”, empieza la maestra.
- “...este cuento se ha acabado”, completan los niños. Acaso se preguntan cuál fue el cuento y en qué momento se acabó.
- “¿Sí les gustó el cuento?”, pregunta la maestra, iniciando su batería para medir comprensión lectora.
- “Sííííííííííííí”, gritan todos.
- “¿Quién me dice de qué se trató el cuento?”
- (Silencio)
- ”¿Nadie quiere decirme de qué se trató?”
- (Silencio)
-       A ver, repitan después de mí: Y colorín colorado, este cuento se ha acabado”.

Desconcertada frente al rotundo silencio, la maestra no sabe qué hacer. Quema tiempo mientras digiere su desconcierto y arma una estrategia.
- “Y colorín colorado, este cuento se ha acabado”, corean otra vez los niños.
- “Vamos a ver, Diego. ¿De qué se trató el cuento?”, insiste, ahora uno por uno.
- (Silencio)
- “Párate, párate. Dinos, ¿de qué se trató?”
- (Silencio)
-”¿Sí te gustó el cuento?”, quiere verificar.
- “Psí”, balbucea Diego.
- “Entonces, ¿de qué se trató?”. La maestra asume que si le gustó, entonces debe saber de qué se trató.
- “El chiquito se metió donde no le llamaban”, dice Diego. Se le ha quedado grabado el intercambio que tuvo lugar a propósito de esta línea de la lectura.
- “A ver, otro. Tú, Areli. ¿De qué se trató el cuento?. Dinos como tú quieras hablar”. Alienta a la niña a decirlo en sus propias palabras. Sospecha que el problema pueda ser de expresión.
- (Silencio)
- “Te hice una pregunta, Areli. ¿No me vas a contestar?”. Siente ahora su autoridad amenazada por el silencio de la niña.
- (Silencio)
- “Si no quieres hablar, te vas a quedar ahí parada”. Castigo por “no querer hablar”.
- (Silencio)
- “Muy bien, entonces ahí te quedas parada hasta que quieras contestar”. La deja, en efecto, parada. Y como Areli nunca hablará, se quedará allí parada hasta que termine la clase.
- “A ver, tú, ¿de qué se trató el cuento?”  Intenta con otro niño, aparentemente despierto e inquieto.
- “De unos dedos”, responde el interpelado. Imposible una respuesta más correcta que ésta a propósito de este “cuento”.
- “Sí, de unos dedos. Pero, ¿qué hacían los dedos?”. La respuesta "de unos dedos" le parece a la maestra muy corta. ¿Qué clase de respuesta quiere? ¿Una respuesta que abarque todo lo dicho por los dedos?.
- (Silencio)
- “¿Qué fue lo que más te gustó del cuento?”. Intenta otra estrategia, con el mismo niño. Piensa que es más fácil para un niño decir lo que le gustó (parte) que de qué se trató (todo).
- (Silencio)
- “Entonces quiere decir que no entendiste el cuento. ¿Me vas a hablar o no? Si no, estoy perdiendo el tiempo...” Se está poniendo molesta, irritada. El enojo es expresión de una tremenda frustración. Ella empezó la lectura ilusionada, imaginó sin duda otro tipo de reacción por parte de los niños.
- (Silencio)
- “Jessica. Párate y dinos, ¿de qué se trató el cuento?”. No ceja en su intento. Debe mostrarse a sí misma que alguien puede explicar de qué se trató el cuento.
- (Silencio)
- “A ver, Ruth. Dime de qué se trató el cuento...”. Debe seguir tratando. El asunto se ha convertido ya en afrenta personal. 
- “De que el más chiquito se llama Pulgar”, dice Ruth. Esto es, en efecto, parte del cuento. Pero la maestra ya ha pasado a otro niño, mostrando evidente inconformidad con la respuesta. ¿Cuál es la respuesta que quiere?.
- “A ver, Mauricio”. Parece dispuesta a pasar uno por uno, por todos los niños y niñas de la clase.
- “Se metió en una cueva para que nadie le hablara”, dice Mauricio.
- “¿Quién se metió en una cueva?”. Pregunta entre intrigada e ilusionada. Es el primer niño que aparentemente se acerca a la respuesta que la maestra tiene en mente.
- “Pulgarcito”, dice en voz muy baja Mauricio. Mauricio está jugando a las adivinanzas y a las asociaciones: Pulgar se asemeja a Pulgarcito. Nunca oyó de Pulgar, pero sí oyó de Pulgarcito. El niño se aventura, intenta, a ver si pega.
- “Yo no dije nada de ninguna cueva. Ni tampoco de Pulgarcito. Tú lo estás confundiendo con otro cuento”. Así es. A estas alturas, la maestra tiene ya claro que los niños no han seguido la lectura, que no han entendido. Su hipótesis fuerte es la de la falta de atención.
- “A ver, Gaby. ¿De qué se trató el cuento?”. No se da por vencida.
- (Silencio)
- “Pues ahí te quedas parada hasta que contestes”. Y queda parada. A pocos pupitres de Areli, que continúa parada junto al suyo.
- (Silencio)
- “Tienen que hablar. Si no quieren hablar, no volvemos a jugar”
- (Silencio)
- “A ver, Alejandra. Me vas a hablar, ¿sí o no?”.
- (Silencio)
- “Uy, Dios mío, no vuelvo a contarles cuentos. Vamos a trabajar, entonces”.
- (Silencio)
- “A ver, Cynthia. Dinos de qué se trataba el cuento”.
- “Se trataba de... unos dedos”, dice Cynthia, con la voz temblorosa.
- “A ver, tú, Nancy, ahora sí. Dinos lo que tú entendiste. Ponte de pie. En voz fuerte para que todos te escuchen”.
- “De unos dedos, del Pulgar”, dice Nancy, temerosa.
- “A ver, Alejandro”.
- “A mí me dio risa”, resume olímpicamente Alejandro.
- “¿Y por qué te dio risa?”
- “Porque decía que se metía el dedo en la nariz”.
- “Vas bien, vas bien. Sigue”, le estimula la maestra. Finalmente ha recuperado la risa como clave en la relación con los niños y con el cuento. 
- “También que le hablaron a Pulgar y Pulgar no contestó”, agrega Alejandro.
- “A ver, ¿quién más? Tú párate, m'hijito, y habla”. La maestra ha recuperado la esperanza. Está dispuesta a un borra y va de nuevo. Las últimas respuestas le han estimulado.
- (El niño murmura algo)
- “No te oigo nada. No sé lo que me estás hablando”.
- “¿Alguien más quiere explicar el cuento?”
- (Silencio)
- “¿Saben por qué no lo entendieron bien?”, recapacita y admite finalmente la maestra. Porque no se saben los nombres de los dedos, dice, intentando al menos una explicación posible. “Voy a volverlo a leer. Y te voy a volver a preguntar Areli, Angélica, Gabriela...”

Y así es como reinicia la lectura, esta vez corrigiendo algunos errores suyos que ahora percibe como tales. Por ejemplo, pide que los niños muestren sus dedos a medida que los va mencionando. Asimismo, se ha dado cuenta de que tiene que mostrar los dibujos pues no se puede entender el texto sin ellos. Así, en esta segunda lectura, voltea el libro de cara a los niños al pasar cada página y permite que los niños se paren y hasta se acerquen a ver los dibujos. Al llegar al final del cuento, la maestra no oculta un suspiro de alivio.

- “Y ahora sí, colorín colorado....”
- “¡este cuento se ha acabado!!!!”, completan los niños, dejando ver, también, la alegría del final de esta tortura. Pero el fin no ha llegado aún...
- “Para mañana van a hacerme la siguiente tarea: van a dibujar sus dos manos, una en cada hoja. En una hoja le dicen a su mamá que les diga el nombre de los dedos. En la otra mano anotan lo que hace cada dedo. ¿Entendieron?”.
- “Síiii” , responden -vacilando- unos pocos.
- “No se los vuelvo a repetir. Y si mañana no traen la tarea, ya saben lo que pasa”, sentencia la maestra.

En el tramo final ha tocado el timbre del recreo. Los niños se paran y salen volados al patio. Nos quedamos solas la maestra y yo, ella en su mesa, yo sentada en el último pupitre. Antes de que yo tenga tiempo de decir algo, ella se adelanta, me mira de frente y me dice:

- “No me salió bien hoy”. Sólo ella y yo sabemos cuánto le cuesta decir esto. “El otro día les leí otro cuento y les gustó, les interesó”.

Ella ha abierto el diálogo. Antes me abrió su aula, su intimidad de maestra. Ahora me ha abierto su corazón.

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